27.04.2016 Lo de siempre: Llegó el frío, falta gas. Parece un chiste.

Algo que seguramente nuestro país debe estar en los primeros planos y no se si no será líder o al menos juega por la final. Todos los años cuando estamos entrando en la etapa del fío, tenemos además del fenómeno climático ahora con otras compañías que aún permanecen, el tema de que la gente del gas por cosas que ya ni sabemos, tiene detenciones de labores, broncas, cortes de salida de camiones, paros o como quiere que le llamen. Lejos de saber quién tiene o no la razón, lejos de saber si está bien o mal, por un lado aparecen muchas veces los dueños y/o distribuidores en Montevideo, salen denunciando problemas de distinta índole. Muchos son lo reclamos salariales de los trabajadores o de temas vinculados con seguridad laboral o en fin, reclamos que uno piensa que están dentro de lo razonable, los reclamos se hacen por algo. Pero, ¡oh casualidad que es ahora! En el momento que llega el frío y Juan como todos debe soportar esa coyuntura natural que a veces es mas dura que en otras, pero que siempre se siente. Y Juan no sólo pasa frío cuando no debiera, sino es que él quien siempre paga para el servicio y está lejos de todo lo demás, casi diríamos por encima del bien y del mal, sólo paga sus consecuencias de no haber el fluido sino que paga momentáneamente para recibir ese servicio siempre. Si hay que hacer planteos salariales, de forma de laburo o lo que sea, hablemos antes, en una época que no sea ahora, porque si no sólo Juan es el perjudicado y como todo, al menos un día puede que se aburra de esta situación reiterada e impertinente y anti social, en el fondo del asunto. Si hablamos de un país de primera o al menos como se decía antes «somos hechos y de echo» que quería decir todo. Bueno, actuemos de esa forma como hechos y de hechos, hagamos las cosas mejor y no perjudiquemos siempre al mismo por un reclamo sea cual fuere. Si no no hablen más ninguno de Juan cuando quieren mostrarse como personas que miran más allá. Es que Juan de a poco a nadie le cree y seguramente cada vez menos si no cambian no sólo los dichos, sino los hechos. Actúen como «hechos y de echo».