17.08.2020 Cuando la cultura es un catalizador social: las expresiones afrodescendientes en el departamento

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Informe especial - 17-8 1

Por Rodrigo Guillén, Karina Núñez y Karen Corbo

A pesar de la diversidad cultural que hay en Uruguay, recién en el censo de 1996 se integró la consulta sobre la ascendencia étnica. En el último estudio social demográfico realizado en 2011 se contabilizó que alrededor de 255 mil personas se perciben afrodescendientes, esta cifra equivale al 8,1 por ciento de la población relevada, según el Instituto Nacional de Estadística.

«El promedio nacional de 8,1% esconde una realidad geográfica muy heterogénea en términos de composición étnico-racial: hay grandes zonas del país en las que la población afrodescendiente no supera el 5% de la población, en tanto que en otras llega a ser casi un tercio del total departamental. Los departamentos con mayor proporción de afrodescendientes se ubican al norte del país, en la frontera con Brasil: Artigas (17,1%) y Rivera (17,3%). En otro conjunto de departamentos, el porcentaje de afrodescendientes está moderadamente por encima de la media nacional: Cerro Largo (10,9%), Tacuarembó y Salto (9,9%), y Montevideo (9,1%). En el otro extremo, los departamentos con los porcentajes más bajos de población afro-uruguaya son: Colonia (3,0%), Soriano (3,3%) y Flores (3,6%)», establece el Atlas Sociodemográfico y de la Desigualdad del Uruguay.

Con respecto al perfil demográfico, la mayoría de las personas afrodescendientes en el país son más jóvenes que el promedio de los habitantes. «Cabe destacar que la población afrodescendiente presenta una proporción de adultos mayores (65 y más años) significativamente menor que la población no afrodescendiente. Mientras que el grupo de 65 y más años representa el 14,4% en la población no afrodescendiente, dentro de la población afro este grupo alcanza el 8,1%», indica el mismo documento. «La población afrodescendiente presenta, de acuerdo a los datos censales, una estructura con un peso demográfico de la población infantil moderadamente mayor y menor importancia relativa de adultos mayores. Este último rasgo parece ser el más destacable: una población no afrodescendiente con 65 años y más prácticamente duplica al grupo de afrodescendientes de esta misma edad (por cada persona afro mayor de 65 y más hay 1,8 personas no afro)», agrega.

Pobreza

En materia de economía la población afrodescendiente ha sido fuertemente discriminada. Según la Estimación de la pobreza por el método de ingreso del 2018 del INE, la población afrodescendiente es la que registra los niveles más altos de pobreza. «En 2018 para el total del país, la incidencia de la pobreza para las personas que declaran ser afrodescendientes es superior a la estimación para quienes declaran tener ascendencia blanca en más de 10 puntos porcentuales», presenta la investigación.

En los últimos años se desarrollaron políticas estatales para revertir esta situación. La ley número 19.122 sobre «Fijación de disposiciones con el fin de favorecer la participación en las áreas educativa y laboral de los afrodescendientes», establece en el artículo 4 que «los Poderes del Estado, el Tribunal de Cuentas, la Corte Electoral, el Tribunal de lo Contencioso Administrativo, los Gobiernos Departamentales, los Entes Autónomos, los Servicios Descentralizados y las personas de derecho público no estatal, están obligados a destinar el 8% (ocho por ciento) de los puestos de trabajo a ser llenados en el año, para ser ocupados por personas afrodescendientes que cumplan con los requisitos constitucionales y legales para acceder a ellos, previo llamado público».

Lavalleja

En Lavalleja, bajo la conducción de Adriana Baladán se instaló la Oficina de la Unión de Afros del Uruguay (UDADU). Al comienzo de su gestión en la Oficina de Familia y Mujer «nos pusimos en contacto con Myriam Páez y la intendenta Adriana Peña, nos dio un gran impulso para concretar este objetivo: poder convocar a todos los afros del departamento», comentó la actual Directora de Servicios Sociales de la Comuna. En ese momento se designó a Beatriz Pintos como referente departamental en el área.

Adriana Baladán, directora de Servicios Sociales.

«Desde el momento en que se creó tener una referente fue muy importante, teniendo una referente que tenía muy buena comunicación con el resto de la población afro, que es sumamente importante para tener objetivos y tener buenas evaluaciones en el momento de hacer actividades diversas. Se hizo muchas cosas entre todos, se hizo también a la interna de la Intendencia, y a nivel de los funcionarios afros de la Intendencia, realizando como si fuera un censo, con el objetivo de reconocer también el derecho que tienen dentro de la Institución, por eso desde la Intendente quien brindó todo su apoyo, siempre se trabajó en conjunto», relató Baladán.

Tras la jubilación de Pintos, el departamento no cuenta actualmente con una referente en el área, pero «se supone que con el correr de los meses se contará con una nueva figura referente que llevará adelante el trabajo que se venía llevando a cabo».

La cultura como fuerza motora

Uno de los movimientos que ha generado espacios y se convirtió en una herramienta de integración fue «Soy cultura, soy candombe». «La propuesta inicial fue un concurso de baile y expresión abierto a todos mayores de 18 años y sin límite de edad, sin distinción de géneros, que transcurrió durante el mes de julio del pasado año en centro democrático», expresó Valeria Barreto.

Valeria Barreto

Luego de una presentación en Montevideo, pensó la posibilidad de realizar un concurso similar en Minas. El evento contó con el apoyo de Mariana Pintos y Carla González de Centros MEC. Pronto este concurso se convirtió en un movimiento cultural.

«Nos enfocamos más a lo cultural que es lo que hacemos como parte diaria de nuestra vida, el trabajo de Mariana son las Trenzas Africanas las cuales son muy importantes en la historia de los afrodescendientes, es parte de nuestra cultura aunque hoy día se use más por estética y muchos ni conocen el significado», señaló Barreto, quien vivió un episodio de discriminación a los 21 años.

La bailarina comentó que la visión en la educación sobre la comunidad afrodescendiente podría requerir algunos «ajustes para que los niños crezcan viéndonos por igual. Imagínate siendo un niño negro viendo lo que enseñan en la escuela que los negros esclavos que los vendían, los golpeaban los hacían trabajar antes de ser traídos a vivir esa vida tan horrorosa en  África madre de donde ellos venían era muy rica y allí eran grandes y vivían muy bien, pero ¿por qué enseñarnos y criarnos con la mitad del cuentito? ¿Qué niño gustaría de identificarse con los negros esclavos y sufridos? Creo que los contenidos deben cambiar y mostrar lo que realmente es», reflexionó.

En cuanto al lenguaje manifestó que «que se naturalice la igualdad y ya no se use más las expresiones ‘trabajé como un negro’ o ‘sudo como un negro’, siempre que escucho respondo a forma de broma ‘trabajo 8 horas como dice la ley que es para todos’, algunos se sienten con vergüenza. Hay que asumir que las expresiones feas van solo hacia la negritud, porque no hay expresiones feas hacia la blanquitud».

El candombe

Barreto mencionó que «falta mucho que aprender y que respetar, escuchar y valorar a los viejos obvio que las ideas de los jóvenes hay que prestarles atención, pero deben ser observadas por adultos referentes a la cultura candombe para no salirse de las raíces para dejar fuertes enseñanzas de valor y que no se comercialice».

Desde «Soy cultura, soy candombe» «encontramos mucho apoyo cuando buscamos pero Mariana es candombera innata que nació y vivió en carne propia lo que es la real cultura afrodescendiente, la pobreza rezagada de los afro en aquellos tiempos de su infancia, el amor a la música de los tambores, su mamá Mary quien la enseñaba a bailar, ya de grande viajaba frecuentemente a la capital y allí mamó las raíces candomberas de grandes referentes. Hoy es una referente en nuestro pueblo, destapó géneros y esa sombra con la cual las gorditas cargábamos al salir a bailar, nos mostró el camino del candombe a la libertad, a sentirnos libres y expresarnos como tal sin importar el qué dirán nos enseña diariamente eso porque ella lo vivió. Pero hay otras personas que también son referentes que pueden asesorar y seguramente cuenten con los apoyos necesarios de las instituciones».

Barreto comentó sobre la necesidad de continuar el trabajo realizado por Beatriz Pintos. «Es por ahí que lograremos enseñar y reeducar en torno a nuestra cultura, nuestra historia y logros, es un espacio que debe permanecer», concluyó.

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