12.03.2022 Cuaresma: Tiempo de preparación para la celebración de la muerte y resurrección de Cristo

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cuaresma

Por Karina Núñez

La Cuaresma es el tiempo litúrgico del calendario cristiano destinado a la preparación espiritual de la fiesta de la Pascua. Se trata de seis semanas de purificación e iluminación interna, celebrado en las Iglesias católicas, copta, ortodoxa, anglicana, incluyendo algunas evangélicas aunque con inicios y duraciones distintas.

Estamos viviendo ese tiempo y por eso fue que entrevistamos al Padre Pablo Graña párroco de la Catedral Inmaculada Concepción quien contó que «la Cuaresma en la historia se fija desde el Miércoles de Ceniza, la segunda luna llena en Europa de primavera ese sábado santo en el hemisferio Norte».

«De ahí se cuentan 40 días para atrás y es el Miércoles de Ceniza. La Cuaresma son esos 40 días que nos separan de la Pascua. La Pascua es el misterio de la muerte y la resurrección de Jesucristo, los cristianos celebramos ese gran misterio de amor que Dios entregó a la muerte por nosotros. No solamente que pasó haciendo el bien, no solamente que se entregó a la muerte por nosotros y como el amor entregado siempre puede más, Jesucristo resucitó, se le apareció a María Magdalena, la otra María, su madre, los 500 discípulos y en ese tiempo pascual que se le denomina. Por eso vivimos hasta Semana Santa el tiempo de cuaresma, que son 40 días, una cuarentena, que habla de cambio, de conversión, de penitencia, de los 40 años de Israel que pasó por el desierto caminando hacia la patria prometida, 40 días que Elías subió y bajó del Monte esperando las tablas de la Ley, Moisés también camino casi 40 años frente a su pueblo y 40 días son los días que Jesús pasó sin probar alimentos, fue llevado por el demonio, el diablo al desierto y fue tentado», relató el sacerdote.

TIEMPO DE CONVERSIÓN

Graña explicó que «evidentemente que al desierto nunca vamos libremente, al desierto él va llevado porque nadie elige ir al desierto a pasar una situación así. Entonces ese periodo de 40 días, la iglesia lo vive como tiempo de conversión, palabra griega (metanoia) que significa cambiar el corazón, convertirse, no solamente es hacer cosas nuevas o dejar de hacer cosas, sino cambiar el corazón, para que uno vuelva a Dios y esa vuelta Dios lo verifica con la vuelta de los hermanos».

VIDA EN ABUNDANCIA

«Es un periodo muy lindo de la Iglesia, termina el domingo de Ramos». Al consultar si sabemos o si logramos a esa conversión mencionó que «ellos son los frutos, por ejemplo cuando se intenta la conversión es dejar el pecado, cambiar, ya que el pecado rompe la comunión, divide, rompe la comunión con Dios que es creer como que Dios no existe, Dios me complica la vida, creer, entre otras y sentimos esa sensación de que quedamos sin piso y es cuando se pierde el sentido de la vida. Cuando uno rompe la comunión con los demás, vive situaciones de conflictos, en las que uno se da cuenta que el pecado es el que te aparta de Dios, te aparta de los hermanos y se comunica con uno mismo donde el fruto es la paz. Porque cuando uno no está reconciliado con su propio interior, está siempre en guerra y en distintas formas».

«Este tiempo es de conversión, porque Dios quiere que vivamos felices el misterio de la muerte y resurrección de Jesús, no es solamente un misterio de amor o de dolor, sino de un amor para algo, se entregó a la muerte y vive resucitado para que nosotros tengamos vida y vida en abundancia», detalló.
Por eso «no se trata de vivir 150 años, sino de vivir en profundidad el tiempo que nos regalen, que solamente Dios sabe y que sea de disfrute», agregó.

AYUNO, LIMOSNA Y ORACIÓN

En cuanto a las actividades, dijo el padre, que el «Miércoles de Ceniza, el Evangelio de ese día es cuando Jesús explica las actitudes, por eso propone el ayuno como una forma de dominar, de crecer en libertad, el ayuno de carne, el ayuno de alimento y de tantas otras cosas, pero que nos hace crecer en libertad. Son tres las actividades, el ayuno, la limosna y la oración para poder sintonizar, la oración es la fortaleza que tiene el ser humano que en medio de la noche oscura de su vida puede realmente encontrar o sintonizar la vida, siendo los instrumentos básicos de siempre».

«A lo largo de todos los domingos la liturgia de la palabra en la Misa va pautando, el domingo pasado fue el domingo de la tentación, que es una condición inherente al ser humano, porque Jesús también fue tentado y como personas libres que somos, somos tentados y la capacidad en el padre nuestro lo decimos, ‘no nos dejes caer en la tentación’, porque siempre las tenemos, las más insólitas. Así los domingos vamos viendo en la cuaresma, para poder luego entrar en el misterio de la Pascua, para que no sea una semana de turismo más, sino que sea una Semana Santa en donde volvemos a encontrarnos con el sentido de la vida y seguir, hasta el día que nos encontremos definitivamente con Jesús cara a cara», señaló el religioso.

«LA GUERRA ES UN FRACASO DE LA HUMANIDAD»

Cambiamos el tema, hablamos con el padre Graña, sobre la violencia que nos afecta al mundo. El sacerdote reflexionó que «el Papa San Juan Pablo II decía que la guerra es un fracaso de la humanidad, cuando no somos capaces de arreglar un conflicto hablando, cuando hay necesidad de llegar a otra cosa, es porque la humanidad ha fracasado y debemos asumirlo y reconocerlo. No podemos maquillar, ni proyectar, porque aquí hay cosas de la humanidad que no van bien. Eso se extiende a todos los ámbitos, al familiar, comunitario y pasan situaciones donde la humanidad se empobrece tanto que terminamos manejando con criterios, con formas que no podemos entender como en el siglo XXI sigan pasando esas cosas. La Iglesia lo vive con dolor y con un desafío grande de llamar a la conversión, necesitamos todos, del primero al último, nadie puede decir estoy convertido del todo. Nadie puede decir, ni nadie puede decir que no puedo cambiar nada».

«El Papa Francisco dice que tenemos más futuro que pasado, el pasado no te condena. Siempre podemos comenzar de vuelta, siempre hay una oportunidad y eso hace avanzar a la humanidad», añadió.

Padre Pablo Graña

«HAY CRISIS DE FÉ»

Al consultar si cree que hemos perdido la fe, Graña expresó «que hay como una crisis, por un lado hay crisis de fe y las crisis son buenas y son oportunidades y conozco gente que en estos tiempos difíciles ha tambaleado su fe. Por eso este tiempo es riquísimo para celebrar el sacramento de la reconciliación, confesarnos, para ponernos propósitos y el fruto de la reconversión es la paz, de hecho nos preparamos en la cuaresma para vivir la Pascua, donde el fruto de la Pascua es la paz».

CON ACTIVIDADES PRESENCIALES

Al salir de la pandemia y viviendo la endemia, consultamos cómo se vivirá esta Pascua, por lo que informó que «que van a haber celebraciones presenciales y será una Pascua que necesitamos, al igual que la festividad de la Virgen del Verdún, que si Dios quiere son actividades que necesitamos, porque el ser humano cuando mutila la dimensión religiosa terminamos adorando otras cosas y es interesante que la Cuaresma nos lleva a la Pascua y pensamos que será vivida con esperanza, alegría, con el fruto de que siempre sea la paz».

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