13.03.2023 Diputada suplente Analía Basaistegui: «¿Cuánta discriminación tolera la democracia?»

0

Analía Basaistegui en el Parlamento

Por Karen Corbo

La Cámara de Representantes conmemoró el Día Internacional de la Mujer. El 8 de marzo, el escaño de Lavalleja que corresponde al Partido Nacional fue ocupado por la diputada Analía Basaitegui, quien suplantó a Alexandra Inzaurralde.

En su intervención Basaistegui hizo especial énfasis en las inequidades que afectan a las mujeres. «A pesar de que a las mujeres no se les atribuye ni se les reconoce un papel de relevancia en la contribución efectivamente activa que ejercen en el desarrollo socio – económico de los diferentes sectores clave de las sociedades, habiendo permanecido en una posición marginal y por tanto desperdiciándose sistemáticamente sus capacidades, estas han tenido y tienen un rol sustancial. Como parece ilógico e ineficiente excluir a la mitad de la población, se potencian las diferencias y se les asignan roles y responsabilidades muy por debajo de sus capacidades y de la aportación que podrían efectuar para la concreción del desarrollo. Tanto en el trabajo productivo, cuanto en el comunitario como en las designaciones de más alto nivel, las mujeres han sido relegadas de la participación y no se reconoce aún la directa y fundamental importancia que estas revisten en la economía», señaló la legisladora.

«Los derechos, responsabilidades y roles asignados a las mujeres, difieren de los de los hombres. Estas tienen menor acceso a los recursos y a las oportunidades, tales como educación y formación, crédito, tierra y autoridad en la toma de decisiones. Por lo tanto, la desigualdad en el acceso a los recursos y a las oportunidades obstaculiza la eficiencia económica y la sostenibilidad. Probado está que la desigualdad persistente entre hombres y mujeres lleva a la sociedad a un menor nivel de productividad y por último, a un menor crecimiento económico», cuestionó.

«Mujeres y hombres son agentes activos de su propio desarrollo y de este en general, pero la premisa básica es que los recursos y las oportunidades estén disponibles sobre una base equitativa», sostuvo.

Basaistegui brindó datos concretos tales como que «se calcula que siete de cada diez personas pobres son mujeres», mientras que en materia de educación, «el 65 por ciento de los analfabetos que viven en el mundo son mujeres».

Derechos laborales

En lo que refiere al trabajo, «las mujeres constituyen el 33 por ciento del mercado laboral y el 58 por ciento de la fuerza productiva del mundo, pero la realidad indica que esto no ha facilitado el desarrollo de políticas públicas tendientes a la eliminación de la discriminación y al ingreso efectivo al trabajo digno de las mujeres. Por otra parte, salvo excepciones las legislaciones de los países no reconocen a las trabajadoras que desempeñan tareas no remuneradas y son muchísimas las que cumplen funciones en la agricultura, en la producción de alimentos y en la comunidad. Los indicadores en general, no revelan la aportación que implica el trabajo no remunerado de la mujer en el PBI. Estos son datos, no es relato», afirmó la representante.

En la misma línea, Basaistegui subrayó que «lo importante es lo que estemos todos dispuestos a hacer con estos datos y en qué medida podemos avanzar en una conciencia colectiva proactiva que aporte en la modificación de estos datos. Y esto, en mérito a que desde esta perspectiva es muy importante la capacidad para visualizar la respuesta a la pregunta que está detrás de todo esto y que no es otra que ¿cuánta discriminación tolera la democracia?»

Equidad

«La necesidad de vivir en libertad, con equidad y efectivizarla en la cotidianeidad se ha instalado en la agenda del desarrollo en la medida en que esta se ha transformado en un bien de tipo político que incluye a las libertades más básicas, la dignidad, el derecho a la igualdad y a la no discriminación. Por tanto la consideración de los derechos de las mujeres pasó a ser parte sustantiva del propio concepto de los derechos humanos ínsitos en aquel de desarrollo. La ‘humanización’ del desarrollo ha traído consigo de forma inevitable su ‘feminización'», sostuvo y enfatizó que «la equidad entre mujeres y hombres es una cuestión de derechos humanos y constituye una condición para el logro de la justicia social, además es un requisito previo insustituible, necesario y fundamental para la equidad, el desarrollo y la paz».

La representante comentó que «en los discursos masculinos se verifica una perspectiva que pudiere ser caracterizada como esencialista, que circunscribe a las mujeres a una condición de mujer pasiva y sensible, construida desde la estructura patriarcal que retrotrae a las mujeres al espacio privado con una marcada distribución sexual de los roles. Por lo tanto, la convocatoria es a deconstruir modelos insatisfactorios que tanto daño han hecho, focalizando en la necesidad de construir desde la libertad, con la utilización de una multiplicidad de mecanismos que tenemos al alcance de la mano y que bien utilizados pueden ser parte de la solución a dificultades trascendentes en los diferentes ámbitos del quehacer cotidiano. Goethe ha señalado ‘saber no es suficiente, debemos aplicar. Desear no es suficiente, debemos hacer’. ¡Hacia el hacer es la convocatoria!».

Lavalleja

La diputada suplente mencionó una serie de datos concernientes a la representación de las mujeres en el departamento, comenzando por la banca que ocupó, cuya titular es Inzaurralde pero que tiene dos suplentes mujeres. Además de Basaistegui, la representación de departamento también recae en María Ema Alvariza.

«La Junta Departamental tiene doce ediles mujeres titulares y en este período ha habido tres presidentes mujeres de forma consecutiva. El 42 por ciento de los cargos de particular confianza de la Intendencia son ocupados por mujeres, entre ellos la Secretaría General, por la Sra. Lidia Araujo. El país actualmente tiene dos intendentes mujeres y por supuesto a la Vicepresidente de la República (Beatriz Argimón). Avanzamos», sostuvo.

«El tiempo y la madurez de la sociedad de este país serán los encargados de definir si alguna de las mujeres que hoy encontramos en el camino de la política, llegarán a obtener finalmente la máxima responsabilidad a la que se puede aspirar y es a dirigir los destinos del Uruguay», concluyó la legisladora.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *