Tres figuras de la política departamental fueron homenajeadas en el Día del Lavallejino
Por Karen Corbo
La emoción fue la gran protagonista de la noche del sábado. La Junta Departamental de Lavalleja homenajeó en el Día de los Lavallejinos al Dr. Godofredo Fernándes y los exintendentes, los escribanos Héctor Leis y Daoiz Librán Bonino.
Al inicio del acto, la secretaria interina de la JDL Andrea Cóccaro solicitó un minuto de silencio por el fallecimiento de Nubia Porta, funcionaria de la Intendencia de Lavalleja.
Lavallejinos
El primer orador fue el presidente de la JDL Mauro Álvarez, quien recordó que la celebración se realiza a partir de la iniciativa «de los integrantes de la Casa de Residentes de Lavalleja en Montevideo, con el apoyo del recordado historiador Aníbal Barrios Pintos. Eligieron esta fecha porque fue un 8 de noviembre de 1852, día que el Libertador Juan Antonio Lavalleja pisó por última vez su tierra natal, la querida Villa de la Concepción de las Minas. Desde entonces, este día quedó marcado como una jornada de identidad, orgullo y homenaje a nuestras raíces».
El edil destacó que los tres homenajeados «marcaron la historia de nuestro departamento y que simbolizan, cada uno desde su lugar, el valor de la democracia, la convivencia y la pluralidad política que nos enorgullece. El escribano Daoiz Librán Bonino, quien fuera el primer intendente luego de la recuperación democrática, un hombre comprometido, militante del Partido Colorado, que con su trabajo ayudó a reconstruir la institucionalidad y la confianza en tiempos difíciles. El escribano Héctor Leis, el querido Bolita, también intendente de Lavalleja y, sin duda, una referencia enorme para el Partido Nacional y para gran parte del sistema político departamental, un hombre de diálogo, cercanía y respeto.
Y el doctor Godolfredo Fernándes, médico entregado a su pueblo, militante, referente histórico y fundador del Frente Amplio en Lavalleja, un símbolo de compromiso, justicia social y servicio a la comunidad. A través de ellos, uno de cada partido con representación en esta Junta Departamental rendimos homenaje a la democracia, al respeto por las diferencias y a la unidad que hace grande a Lavalleja. Porque nuestra fortaleza está precisamente en eso: en poder pensar distinto, pero trabajar juntos por el mismo amor a nuestra tierra».
«Hoy celebramos el Día del Lavallejino y no es solo una fecha. Es una fiesta del alma, un día de reencuentros, de abrazos, de orgullo compartido. Es el día en que nos reconocemos unos a otros, nos miramos con cariño y decimos: somos de Lavalleja, somos parte de esta tierra que nos une, nos forma y nos sostiene. Este es un día de emociones profundas, porque ser lavallejino no se trata solo de haber nacido aquí, sino de sentir estas tierras como propias», expresó y mencionó que «como otros ciudadanos de este departamento, no nací en Lavalleja, pero el destino quiso que fuera lavallejino por adopción, y como ciudadano, créanme que no hay título más hermoso que ese».
«Lavalleja me abrió las puertas, me abrazó con su gente buena, con sus vecinas y vecinos solidarios, hospitalarios, siempre dispuestos a tenderme la mano. Y en este suelo tuve la dicha de formar mi familia, de ver crecer a mis dos hijos, que son también hijos de esta tierra bendita. Por eso digo con el corazón que a Lavalleja le debo tanto, tanto que las palabras nunca alcanzan. Pero este día también es para recordar a los lavallejinos y lavallejinas que hoy no están. A esos hombres y mujeres que nos dejaron su ejemplo, su esfuerzo, su amor por esta tierra. Ellos nos heredaron sus sueños, los mismos que hoy seguimos persiguiendo con orgullo, esperanza y convicción. Cada paso que damos, cada logro que alcanzamos, lleva algo de ellos. Porque Lavalleja también vive en la memoria, en las raíces y en el legado que dejaron», valoró el curul.
«Y no olvidemos a quienes hoy están lejos, los coterráneos que por distintas razones tuvieron que partir, pero que siguen llevando en el alma el perfume del campo, la brisa de los cerros, el rumor del Santa Lucía, la magia del Penitente, la fuerza imponente del Arequita, la paz y bendición de la virgen del Verdún. A ellos les decimos que los esperamos siempre con los brazos abiertos. Hoy celebramos todo eso, el presente que compartimos, la memoria de quienes nos precedieron y el futuro que seguimos construyendo juntos. Y quiero cerrar con un sentimiento profundo de agradecimiento y compromiso. Porque si hay algo de lo que estoy convencido, es que Lavalleja es y será siempre el mejor lugar para vivir, construir nuestros sueños y amar la vida. ¡Feliz Día!», concluyó el presidente del Deliberativo Departamental.
Memoria
El intendente Daniel Ximénez manifestó su beneplácito por la conmemoración y felicitó a la JDL por la realización del acto. «A veces nos preguntamos por qué reconocer a esas personas, que en este caso son personas que han trascendido en el tiempo. Es muy lindo, debe ser muy lindo para sus familiares que están muy acá, que estas personas que hoy se reconocen a pesar de los años que pasaron, todavía están presentes en la memoria de su pueblo. Eso es algo muy lindo que debe motivar a toda la ciudadanía de Lavalleja, a trabajar más por la comunidad, a trabajar más por nuestros barrios, por nuestros vecinos, a mirar más para el costado y mirarnos menos en el espejo. En un mundo donde corremos tanto, donde es todo muy cambiante, donde el bombardeo de información nos hace perder la perspectiva de dónde estamos. Es bueno parar y mirar un poquito para atrás. Y reconocer a esas personas que dedicaron mucho tiempo de sus vidas a cosas que no son impersonales o son personales, pero no familiares. Dejaron mucho tiempo de sus vidas y de sus familias para comprometerse y trabajar para construir una ciudadanía mejor, un departamento mejor», sostuvo.
«A los que conocí más fueron ‘Bolita’ y Librán, que conozco más a su familia. A Godofredo no lo conocí. Tuve la suerte de intercambiar una linda charla en Barcelona con uno de sus hijos.
Es tan lindo poder expresar ese reconocimiento del pueblo de Lavalleja a sus figuras, a sus trayectorias y a lo que dejaron. Me imagino que debe ser muy emocionante para sus familias y para todas las personas que lo conocieron y para todas las instituciones que ellos representaron. No dejen de reconocer personas, no dejen de hacer esta instancia porque eso motiva la excelencia, motiva a mejorar y a construir un departamento mejor», afirmó el jefe comunal.
Comisión
Luego subió al escenario la comisión de Educación y Cultura de la JDL conformada por los representantes Joaquín López, Verónica Machado, Gerardo Palumbo, Bettina Casas, Adelaida Rigos y Rodolfo Gorgoroso.
López, presidente de la comisión, expresó el honor «para esta comisión es un honor haber formado parte de la organización de este acto y de este día tan especial para todos los lavallejinos como es el 8 de noviembre. Es un honor también estar homenajeando a estos tres lavallejinos que cambiaron la historia de nuestro departamento y que ayudaron tanto a fortalecer nuestra democracia».
El edil agradeció «profundamente a los funcionarios de esta JDL por su trabajo incansable, para realizar este acto en tiempo y forma, a las bancadas de todos los partidos por proponer, acompañar y apoyar la designación de estos tres nombres para homenajear, a la dirección de Cultura de la IDL, a Mariela Leis, por el apoyo constante, a los vecinos, vecinas por estar presente, a los familiares y allegados de Godofredo, de Librán y de Bolita Leis».
A continuación se leyeron saludos del edil Néstor Calvo, la exedila Alda Pérez, el padre Fernando Pereira, párroco de Santa Teresita y los diputados Adriana Peña y Javier Umpiérrez.

El médico de los pobres
El primer homenajeado fue el médico Godofredo Fernándes. La edila del Frente Amplio Cecilia Manzione fue la encargada de la disertación. «Los vecinos de Minas atesoran muchísimas anécdotas sobre la personalidad, bonhomía y humanismo, manifestados en la profesión de médico, y la militancia social y política de Godofredo Fernándes.
Firmo Godofredo Fernándes Castella nació en Tacuarembó el 8 de noviembre de 1908 —en el Día del Lavallejino— y falleció el 25 de octubre de 2001. Aunque no nació en Minas, sus 25 años en el ejercicio de la medicina en esta ciudad lo hacen un minuano más. Más aún: un Lavallejino con todas las letras. Este espíritu fue el que prevaleció para que por Resolución n.° 5.039, el 11 de setiembre de 2019, la IDL nominara Godofredo Fernándes a una calle de Minas, de acuerdo con lo sugerido por la Comisión de Nomenclátor de la Junta Departamental», comenzó la representante.
«Más de una publicación ha destacado las vivencias y el pensamiento de Godofredo Fernándes, entre las que destaco el ejemplar del Semanario Arequita; la entrevista de Silvia Scarlato en Fuera de Consulta, Reportajes a Médicos Ilustres; el artículo de Niko Schvarz en el diario La República; y la crónica documental de Roberto López Belloso en Hijos de África: La Brigada de Comunistas Uruguayos en la Guerra Civil de Angola. Agradezco especialmente, la generosidad de la familia, en la persona de Susana Del Campo, por compartir algunos detalles para esta reseña», expresó Manzione.
«Godofredo egresó de la Facultad de Medicina en 1943, o sea a los 35 años, luego de cursar los Preparatorios de Medicina en el Instituto Vásquez Acevedo (IAVA) de Montevideo. La vida universitaria en tiempos de la dictadura de Gabriel Terra le permitió continuar su acción gremial estudiantil que había comenzado en la Asociación de Estudiantes Zorrilla de San Martín del liceo de Tacuarembó. En Montevideo, integró la Comisión Directiva de la Asociación de Estudiantes de Medicina (AEM), actividad que le valió la suspensión en su calidad de estudiante por tres meses y la destitución de la función pública que desempeñaba. En palabras de Godofredo, esa militancia ‘nos hizo entrar en un trabajo que tomamos muy en serio por la defensa de los intereses nacionales, las libertades públicas, la autonomía universitaria’ porque ‘la Universidad luchó por el acceso del pueblo a ella y por los derechos del pueblo a la cultura […]. De manera que en ese ambiente me formé. Y luego […] en el SMU [Sindicato Médico del Uruguay] que es la prolongación de la vida universitaria; ahí también seguimos aprendiendo’ (Scarlato 1995). Este es el germen del hombre gigante -en cuerpo y espíritu- que tuvimos el privilegio de conocer», relató.
«Casado con Matilde Pommerenck (Chela), trabajó, en policlínicas en Montevideo, cinco años en Achar (Tacuarembó), y en 1950 concursó para Pediatría en el Hospital de Minas, cargo que ocupó hasta su destitución durante la dictadura cívico militar de 1973. Durante los años 50, 60 y el primer lustro de los años 70, cientos de niños, mujeres y hombres de todas las edades de Minas y sus alrededores se atendieron con el doctor Fernándes. Tuvo cuatro hijos (Godofredo –Godito-, César, Raquel y Susana) y diez nietos. La hija menor nació en su casa de Minas con la asistencia en el parto del propio Godofredo, como sus dos hijos anteriores nacidos en Achar. La familia vivía en la calle Washington Beltrán entre Domingo Pérez y 25 de mayo. En la casa, Godofredo tenía el consultorio y la sala de espera, en el garaje. Desde allí la imponente figura de Godofredo salía en su auto Chevrolet del 38, luego en el Ford del 48 y más tarde en el Opel del 62. Su destino era recorrer los barrios de Minas, visitando enfermos en los domicilios, en la Pediatría del Hospital Vidal y Fuentes y, en el Sanatorio Médico donde trabajaba medicina general y pediatría, y suplía al Dr. Ramos Barranco en anestesia», detalló.
«Su vocación por la medicina surge de la lectura de Moral para intelectuales de Carlos Vaz Ferreira y ‘un poco por querer hacer el bien a la humanidad y ver que el médico le hace el bien a los demás’ (Scarlato 1995). El ejercicio de la profesión le valió el apodo popular de ‘médico de los pobres’. Vestido de traje como apurado, atendía a todos, sin ningún reparo, medicaba y, si era necesario, trasladaba a los enfermos a los centros de médicos en su auto, porque estaba convencido de que la salud era un asunto público, es decir, una cuestión política. Con su cautivadora elocuencia y palpitando la actividad social de la ciudad, Godofredo se granjeó amigos en diferentes círculos. En el deporte fue miembro de la Comisión Directiva de Sparta por muchos años, presidente de la Liga Departamental de Básquetbol y presidente de Lavalleja Fútbol Club en dos períodos. En el ajedrez siempre estaba dispuesto a alguna partida y se destacaba sobre manera. Con los médicos compartía gran estima. De sus pacientes tomaba el agradecimiento. En la política formó a sus camaradas del Partido Comunista y del Frente Amplio. En la mítica y diaria rueda de la Farmacia Zabalza, formada por hombres de todos los partidos y credos, fue un pilar de debates que nutrieron la cultura del departamento. De todos estos círculos, Godofredo recibió voces de apoyo en los difíciles momentos de la dictadura», destacó.
«Godofredo se acercó al Partido Comunista del Uruguay a finales de la década de 1930. Fue Secretario General del Partido Comunista de Lavalleja, miembro del Comité Central del Partido Comunista del Uruguay, fundador del Frente Amplio de Lavalleja y un referente nacional en la novel conformación política de los años 70. Asimismo, en las elecciones de 1989 fue el candidato único del Frente Amplio a la Intendencia de Lavalleja. En 1971, tuvo el honor de integrar esta Junta Departamental representando por primera vez al Frente Amplio, junto con la Dra. Malvina Gardil Aldabalde (Cacha). Con suma sencillez, Godofredo define la política, razón de ser de esta institución, la Junta Departamental: ‘[…] la política ¡es la ciencia que estudia las relaciones de los hombres entre sí!, ¡de manera que no hay más remedio que involucrarse con ella!’ (Scarlato 1995). El compromiso con los vínculos entre las personas y el contexto socio histórico fue una constante en su trayectoria vital, en definitiva, en el camino político de Godofredo. Su hija Susana sintetiza la ética del hombre que tuvo a las personas en el centro de sus preocupaciones: ‘[…] quería a la gente’ (Semanario Arequita 2008)», describió.
«Fue perseguido y destituido, y torturado en el cuartel de Infantería N° 11 en 1974, 1975 y principios de 1976. Acosado por el Terrorismo de Estado, se exilió junto con su familia en 1976 en Buenos Aires. Camilo, nieto de Godofredo, cuenta los últimos momentos en Argentina: ‘nos refugiamos en un apartamento donde estaban mis abuelos, mis viejos, mis tíos. Enseguida es el golpe en Argentina y conmigo de dos meses nos metemos en ACNUR [Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados] y rajamos para Cuba. Entre quienes nos protegieron y colaboraron para nuestra salida estaban una monjas francesas que hoy son desaparecidas’ (López Belloso 2024). En Cuba, Godofredo y Chela se integraron a ‘la primera ida a Angola de una delegación uruguaya solidaria’, para realizar trabajo médico y social (Scarlato 1995). Godofredo había sido ‘uno de los fervientes impulsores de la brigada desde el momento mismo de su concepción, en 1976’, cuenta una de las brigadistas (López Belloso 2024). Su hijo César (ingeniero) y la esposa, Susana Del Campo (médica), con sus dos hijos chiquitos -Camilo (de ocho años) y Mariana (de tres años)- también formaron parte de la comitiva que, con espíritu solidario, dio muestras de entrega y sensibilidad en un territorio asolado por el colonialismo. Camilo recuerda aquel tiempo con orgullo: ‘para mí era como un honor que mis viejos fueran a hacer misión internacionalista, y todavía más que nosotros fuéramos con ellos’ (López Bellozo 2024). Durante los años del exilio, Godofredo ansiaba ‘tomar contacto con tantos miles de amigos, ¡qué amigos!, diré mejor hermanos, gente que ha estado todos estos años en nuestra retina, con la gente del pueblo, de las barriadas populares, de Las Delicias, de La Filarmónica, del Barrio Garolini, de la Estación, donde yo tenía mi clientela fundamental, de mis amigos, del Centro de Barrios donde actuamos durante tantos años […] (Semanario Arequita 2008)», reseñó.
«Recobrada la democracia en 1985, Godofredo, el ‘médico de los pobres’, fue recibido en el cine 18 de Julio con un acto multitudinario en el que hicieron uso de la palabra personalidades locales de los distintos ámbitos profesionales, sociales y políticos de Lavalleja. El pueblo abrazó a Godofredo y a Chela con vítores, y una emoción desbordante que expresaba solo agradecimiento por tantas vidas salvadas y tanto afecto que no había podido ser retribuido debido a su rápida partida de Minas hacia el exilio. Hoy, con la firmeza y el convencimiento de Godofredo Fernándes, acompañamos su pensamiento: ‘Yo creo que el hombre está en desarrollo, que el mundo está en desarrollo y que marchamos hacia delante. […] ¡porque tenemos que ver a qué hombre y a qué condiciones de vida nos referimos!’ (Scarlato 1995). Por lo antedicho, a 40 años de conquistada la Democracia en Uruguay, la Junta Departamental de Lavalleja, en representación del pueblo, distingue al Dr. Godofredo Fernándes en el Día del Lavallejino del año 2025», concluyó Manzione.
Los ediles Rodolfo Gorgoroso y Gerardo Palumbo entregaron la placa y bandera del departamento a nietos de Fernándes.
Bolita
El nacionalista Gabriel Gutiérrez fue el encargado de la oratoria del homenaje al Esc. Héctor Bolita Leis, «un hombre que encarnó el servicio, la cercanía y la vocación pública, y dejó sembrado un gran legado para el Partido Nacional, en lo personal es un inmenso honor hablar de quien fundó la agrupación política a la cuál pertenezco», señaló.
«Héctor Leis nació en la ciudad de minas el 17 de septiembre de 1944 Hijo de Héctor y de Amalia Riccetto, contrajo matrimonio con Alondra Barrios con quien tuvo dos hijos, Aldonsa y Héctor. creció en un ambiente que lo formó como persona seria, responsable, y con mucho arraigo local. Se formó profesionalmente como escribano, graduándose en febrero de 1973 en la Universidad de la República. Desde joven mostró una inquietud política, integrándose en 1970 en la fundación del Movimiento Universitario Nacionalista, y apoyó en 1971 la candidatura de Wilson Ferreira Aldunate. Durante el período de la dictadura en Uruguay, participó activamente en la oposición, por ejemplo en el plebiscito constitucional del año 1980. Estos datos iniciales nos muestran a un hombre no sólo ligado a su tierra, sino comprometido con ideas, con lucha por la democracia y con formación profesional. No era un político circunstancial, sino alguien que trabajó desde su profesión, desde su entorno, desde su comunidad», mencionó el edil.
«En noviembre de 1989 fue elegido intendente del departamento de Lavalleja. Posteriormente, en 1994, fue reelecto con un amplio respaldo popular, lo que evidencia la estima que tenía entre los vecinos. Durante su gestión fundó, junto a otros dirigentes, el denominado Grupo de los Intendentes. Como intendente, Héctor Leis promovió una administración cercana al ciudadano: escuchaba, visitaba, intervenía donde hacía falta. Si bien no se ha documentado (al menos en las fuentes que hallamos) una enumeración exhaustiva de obras puntuales, sí se destaca que su estilo fue el de la cercanía, del gestor que no se refugia en despachos aislados sino que camina el departamento. Además, su legado institucional se mantiene vivo: por ejemplo, se aprobó la ley N.º 17.248 por la que el Jardín de Infantes de Ciclo Inicial N.º 111 de Minas lleva su nombre, ‘Escuela Héctor Leis Riccetto’. También se le rindieron honores fúnebres tras su fallecimiento, además dos calles de nuestra ciudad llevan su nombre, Intendente Hector Leis la cuál homenajea su gestión, y la calle Escribano Bolita Leis la cual lo homenajea como persona. Estos reconocimientos muestran que su figura trascendió el momento político y se instaló en la memoria de su departamento», indicó.
«Héctor ‘Bolita’ Leis era conocido cariñosamente con ese apodo, que denota cercanía y afecto, no un político distante, sino alguien con el que se podía hablar. Era profesional, escribano, lo que implicaba responsabilidad, rigurosidad, sentido del detalle. Y al mismo tiempo, era militante, era vecino, era parte de la comunidad. Su carácter se resumía en una mezcla de firmeza y humildad: firme para defender sus convicciones, humilde para escuchar las voces de su departamento. Esta combinación hizo que muchas personas lo consideraran un hombre de confianza, alguien que sabía de dónde venía su gente y hacia dónde quería que su departamento caminara. También se destaca su legado de valores: el compromiso con la democracia, con la participación ciudadana, y con la unidad más allá de los partidos. En un contexto muchas veces dividido, su mirada era la de ‘cómo trabajamos juntos’, ‘cómo construimos desde lo local’. En la fuente que recuerda su legado se dice que era ‘un hombre cercano, comprometido con su gente’. Su muerte prematura, falleció el 20 de agosto de 1997 tras un cáncer dejó un vacío para el departamento, pero también despertó el reconocimiento colectivo de todos los partidos políticos», recordó.
Más adelante el edil reseñó varios aportes de Leis. «En el ámbito educativo, al nombrar el Jardín de Infantes N.º 111 con su nombre, se reconoció su vínculo con la comunidad educativa y la importancia que él daba al desarrollo humano desde la infancia. En el ámbito cívico, su gestión como intendente posicionó a Lavalleja en una onda de modernización, de participación, de fortalecimiento institucional local. En la memoria colectiva, la gente del departamento lo recuerda no sólo por las obras físicas, sino por su actitud, la manera de hacer política distinta, lo que se traduce en bustos, plazas, espacios que llevan su nombre. Recordemos que los cargos pasan, los nombres se olvidan, pero lo que permanece es cómo alguien marca una dirección. Héctor Leis ayudó a marcar una dirección: la de un gobierno departamental que está cerca del ciudadano, que dialoga, que construye. No se pretende adjudicarle que fue el más grande de todos los intendentes, sino que fue un referente: serio, cercano, honesto, comprometido».
Gutiérrez destacó a Leis por su «vocación de servicio: No era solo un político por los beneficios, sino alguien con profesión (escribano), con raíces, que entendía que la política era instrumento para mejorar la vida de sus vecinos. Cercanía y transparencia: estar junto a la gente, escucharla, hacer que la administración departamental tenga rostro humano. Diálogo y consenso: en un mundo donde lo fácil es polarizar, su estilo fue el de construir puentes. Compromiso con el futuro: su interés en la educación, en los valores, en que los niños tengan oportunidades, da cuenta de que la mirada era larga, no sólo para el hoy. Raíces locales y apertura hacia el cambio: no renegó de su identidad, de su departamento; pero tampoco se cerró al mundo, a nuevas ideas, a la modernización, en un viaje a Europa trajo la idea de la navidad serrana la cuál ya es una marca registrada de nuestro departamento».
«Honrar a Héctor Leis no significa simplemente decir ‘recordamos tu nombre’, sino llevar adelante su actitud, su modo de estar en la comunidad. Les propongo que, en estos minutos finales, pensemos en maneras concretas de hacerlo. En sus barrios, en cada escuela, en cada centro social de Lavalleja, preguntémonos: ¿cómo puedo contribuir hoy con mi comunidad? En la política local, en la administración pública: inspiremos ese estilo de hacer, de gobernar con cercanía, con transparencia, con diálogo. En cada niño, en cada joven que ve su nombre en un jardín de infantes o en una plaza, dejemos que sienta que ese nombre representa oportunidad, apertura, confianza. En nuestras vidas cotidianas: asumamos que la tarea de mejorar el departamento, la ciudad, el barrio, es de todos, no solamente de quienes tienen cargos», reflexionó.
«Queridos amigos y amigas, en estos minutos he intentado recorrer la vida de Héctor «Bolita» Leis: su formación, su trayectoria política, su estilo humano, su legado. Hoy él no está físicamente entre nosotros, pero su presencia vive en Lavalleja, en Minas, en cada sala de aula que lleva su nombre, en cada vecino que recuerda un gesto suyo. Mi deseo es que al salir de este homenaje cada uno de nosotros lleve consigo una chispa de lo que él representó: un servidor público honesto, un hombre de su tierra, un constructor de comunidad. Que los valores que él promovía, servicio, cercanía, diálogo, compromiso, no queden solo en el recuerdo, sino que se traduzcan en acciones, en gestos, en políticas, en sueños cumplidos. Hoy decimos: gracias, Héctor Leis. Gracias por tu tiempo, gracias por tu esfuerzo, gracias por crecer con Lavalleja, por crecer para Lavalleja, por creer en su gente. Que tu legado siga vivo en nuestras manos y en nuestros corazones, y sobre todo en los blancos de este hermoso departamento», finalizó.
Los curules Joaqín López y Verónica Machado realizaron la entrega de la placa y bandera del departamento a la familia de Leis.
El primero
El colorado Gerardo Palumbo disertó en el reconocimiento al Esc. Daoiz Librán Bonino, el primer intendente del departamento en los 40 años de democracia. «Nació en Minas el 18 de febrero de 1923. Su educación primaria la hizo en la Escuela Nº 1 y en el Colegio San José culminando en 1935. Luego fue al entonces Liceo Departamental y completó su educación Secundaria en el IAVA de Montevideo. Posteriormente cursó en la Facultad de Derecho de la Universidad de la República de donde egresó con el título de Escribano Público, el 14 de agosto de 1946 con 26 años de edad. Ejerció su profesión hasta 1990. Entre 1950 y 1960 trabajó como actuario adjunto en el Juzgado Letrado departamental», relató.
«Daois Librán se casó con Tomásita Machado, el 23 de noviembre de 1954. Tuvieron tres hijas, Mónica, Estela y Malvina. En el ámbito privado, entre 1969 y 1974, integró el directorio de la recordada casa comercial Machado Hermanos. Desde 1961 fue productor rural con actividad en tres departamentos, Lavalleja, Maldonado y Treinta y Tres. En ese ámbito, fue secretario de la Sociedad Agropecuaria de Lavalleja entre 1972 y 1975. Además, fue secretario de la Federación Rural del Uruguay. Fue detenido más de una vez en el cuartel de Minas por publicar en la prensa local opiniones contrarias a las decisiones que tomaba la dictadura relacionada a Uruguay. Libran también fue fundador del Rotary Minas, siendo su presidente en 1974», detalló.
«Su familia está históricamente vinculada al Partido Colorado. Sus tíos pelearon en el ejército gubernista en la división del coronel Manuel Carabajal, ‘Manduquiña’ durante la revolución de 1904. Librán Bonino recordaba siempre la impresión que le había causado la multitud en el entierro de José Batlle y Ordóñez, en 1929. Su mamá lo llevó expresamente a eso a Montevideo ese día. Tenía por entonces tenía 6 años de edad. En 1950 comenzó a militar en las filas del batllismo de Lavalleja, acompañando a su cuñado el doctor Sarandí Martorell, apoyando a Luis Batlle Berres y luego a Jorge Batlle Ibáñez. El Esc. Librán Bonino fue candidato a diputado por el Batllismo en las elecciones de 1954. No volvió a ser candidato hasta 1984. Al respecto, el propio Esc. Librán recordó en una entrevista que publicó el Diario La Unión el 22 de noviembre de 1989: ‘Yo, en verdad, me resistía a ser candidato en 1984. Quien venció esa resistencia fue el entonces candidato a la presidencia de la República, el Dr. Julio María Sanguinetti. Me pidió que aceptara, como lo hacían tantos otros hombres del Partido Colorado, que entendían que había que sacrificarse en aquel momento en que se recuperaba la democracia en Uruguay. En la elección del 25 de noviembre de 1984, el Partido Colorado obtuvo el 47,17% de los votos en Lavalleja. Abayubá Amén Pisani, resultó electo diputado y el escribano Librán intendente municipal, siendo el tercer intendente colorado electo por el pueblo en Lavalleja. Un dato curioso es que con Libran había un período en el que la ciudadanía de Lavalleja eligió sucesivamente como intendentes a tres escribanos públicos. Librán, Héctor Leis y Herman Vergara», comentó.
«Rescatando la gestión de Libran, hay que destacar que en la Lavalleja se construyeron 359 kilómetros de caminos rurales con sus calzadas y algunos puentes, facilitando la comunicación con las rutas 7, 8 y 14. En el ámbito urbano se construyeron 62.230 metros de cordón cuneta y se extendieron 159.850 metros cuadrados de bitumen, se colocaron 598 focos de luz en Minas y demás localidades. Una obra por la que Librán Bonino tenía especial cariño fue la construcción del Jardín de Infantes 111, ubicado en las calles Esther Moré y Claudio Williman, lugar donde antiguamente funcionaron los lavaderos municipales, lo inauguró el 8 de octubre de 1986. Contribuyendo al desarrollo del turismo y el deporte departamental, la intendencia de Librán Bonino comenzó la construcción de los campings de Arequita y Aguas Blancas, según proyectos del arquitecto Carlos Fabini. Se hizo la electrificación de Villa Serrana, la construcción del gimnasio cerrado de la localidad de Batlle y Ordóñez, así como también la remodelación de plazas de deportes y otras canchas y vestuarios en todas las localidades del departamento. Toda esa obra se tradujo en un premio a la eficiencia que lo otorgó a la Intendencia de Lavalleja, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas», indicó.
Entre las obras del intendente, Palumbo recordó «la restauración del teatro Lavalleja, después de muchísimos años de abandono. Con la reinauguración de este monumento histórico nacional, el intendente Librán Bonino cerró su gestión el 24 de agosto de 1989.
Luego, entre diciembre de 1991 y noviembre de 1995, fue senador de la República sustituyendo al doctor Alberto Brause. El estilo austero y de celoso administrador que aplicó a su vida personal y profesional, fue el mismo que el escribano Librán Bonino impuso a su gestión en la Intendencia Municipal de Lavalleja. Esto le costó algunas críticas, pero significó al mismo tiempo, la confirmación ante la ciudadanía de sus virtudes morales y cívicas y de su mano firme en la gestión de los dineros públicos. El Esc. Librán Bonino falleció en Minas a la edad de 90 años, el 26 de octubre de 2013, quedando en el recuerdo de correligionarios y de adversarios como un republicano a carta cabal. En el discurso de su asunción como intendente municipal de Lavalleja, aquel 15 de febrero de 1985, había dicho: ‘Por formación política y por cultura soy contrario a cualquier tipo de persecución ideológica'».
«El éxito de su prestigio profesional que supo ganarse a fuerza de trabajo y honradez, en el libre ejercicio de su profesión, en las tareas laborales y en la función pública, la cual no ambicionó, pero cuando fue llamado para cumplirla no dudó en hacerlo con rectitud, apego a las leyes y vocación de servicio. Aquel ciudadano a la prensa un día declaró: ‘Los dirigentes políticos son un componente fundamental en un sistema democrático republicano como el nuestro. Yo no me considero un dirigente político, pero sí considero que es un deber del ciudadano poder devolver algo a la sociedad que me formó y de la que soy parte’. Por todo ello, quienes trabajamos políticamente junto a él, no lo olvidamos. En el presente, la Lista 9 con sus ediles Luis Carresse y Julio Sánchez, apoyaron calurosamente mi propuesta, lo cual agradezco. También destaco el apoyo de los ediles del Partido Nacional y del Frente Amplio.
En nuestra agrupación, la gloriosa Lista 9, creemos que con este homenaje y con la futura denominación de una calle con su nombre hacemos justicia con la memoria de un gran colorado y de un minuano que fue un brillante servidor de Lavalleja. Muchas gracias», concluyó.
Las edilas Bettina Casas y Adelaida Rigos entregaron los reconocimientos a familiares de Librán Bonino.
Una vez finalizados los homenajes, la Banda Departamental brindó un espectáculo con un variado repertorio.
