29.06.2020 El enorme desafío de la recuperación del empleo

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Por Pablo Mieres

El último informe de la OIT indica que el mundo perderá más de trescientos millones de puestos de trabajo y que en América Latina se perderán 14 millones de empleos. Una cifra inédita desde que se llevan las estadísticas de empleo.

La OCDE dice que el PBI del planeta se contraerá en un 6% y el FMI pronostica que en América Latina ese indicador alcanzará una reducción de casi al 10%.

Como no podía ser de otra forma, nuestro país no ha sido la excepción. En los meses de abril y mayo casi doscientos mil trabajadores están en seguro de paro y desde el mismo día en que estalló la pandemia se produjo, de manera simultánea, una avalancha al seguro de paro que determinó que en la última quincena de marzo se hayan presentado más de ochenta mil solicitudes y alrededor de noventa mil en el mes de abril.

Por otra parte, la Encuesta de Hogares del INE indicó que en marzo se redujo en 6% la cantidad de personas ocupadas.

La reactivación de la economía, que ha comenzado a producirse desde el mes pasado, va revirtiendo este proceso. Pero la reactivación es lenta, gradual y parcial; por lo que no existe un ajuste automático en la recuperación de los puestos de trabajo ni tampoco la certeza de la mantención de los empleos existentes con anterioridad a la emergencia sanitaria.

Mientras tanto, los subsidios por desempleo van completando su plazo de cuatro meses, por lo que a partir de mediados de julio se vencerán decenas de miles de casos y así continuará sin pausa hasta fines de agosto o mediados de setiembre.

Es por ello que resulta fundamental implementar un conjunto de instrumentos para buscar el objetivo de la reincorporación de la mayor cantidad de trabajadores posible a sus puestos de trabajo o, en caso de que no sea posible la reincorporación completa, acompañar el proceso de reactivación de las empresas, minimizando las situaciones de despido.

Así es que, desde el gobierno, en acuerdo con el Ministerio de Economía se ha decidido implementar en los próximos días, una medida concreta que implica otorgar un beneficio a cada empresa por cada trabajador que sea reintegrado del seguro de paro o que, no teniendo trabajadores en seguro de paro, incorpore nuevos puestos de trabajo.

Esta medida es equivalente a un monto de cinco mil pesos por cada trabajador reintegrado o nuevo durante tres meses. La propuesta busca ser un incentivo para la reincorporación completa del mayor número de trabajadores posible.

Pero como sabemos que el proceso es lento y gradual, también se dispuso extender la opción del seguro de paro parcial para que aquellos empleadores que no puedan incorporar a sus trabajadores en forma total, sí puedan hacerlo parcialmente ya sea reincorporación por la mitad del horario o por un plazo de días por cada mes.

Esta opción implica que los trabajadores puedan pasar de la suspensión total al trabajo parcial, lo que significa que recuperan su vínculo laboral y es una señal de que no se perderá el trabajo. A su vez, también implica acompañar a la empresa en su ritmo de reactivación.

Finalmente, existe un tercer instrumento que consiste en la prórroga del seguro de paro por un nuevo plazo. En estos casos, cuando no sea posible ningún tipo de reincorporación, pero en la perspectiva de que ello vaya a ocurrir en cierto horizonte temporal, mantener al trabajador en el seguro de paro es una opción preferible, obviamente, al despido.

Estas prórrogas son resorte del propio Ministerio de Trabajo y deben ser solicitada por cada empresa, contar con el consentimiento de sus trabajadores y acompañado de la voluntad expresa de su reincorporación futura.

De modo que desde el gobierno estamos implementando medidas bien concretas y de diversa naturaleza para promover la reactivación del empleo y evitar la pérdida de puestos de trabajo.

En forma simultánea se instala en estos días formalmente el diálogo social tripartito por el empleo, la sustentabilidad de las empresas y el trabajo digno. Este será un ámbito privilegiado para hacer el monitoreo permanente de la situación en el que trabajadores, empleadores y gobierno estaremos trabajando juntos para recuperar la actividad económica y el empleo.

En ese ámbito se discutirán, también, nuevas medidas y se propondrán nuevos instrumentos. Por otra parte, desde el gobierno estamos trabajando en la construcción de información que nos permita pronosticar la evolución futura del mercado de trabajo, sabiendo que la situación productiva y laboral de nuestro país, igual que está ocurriendo en el mundo, no será la misma que existía antes de la emergencia sanitaria.

Se va a producir una formidable reestructura del mercado laboral que implicará disrupciones severas con respecto a los puestos de trabajo preexistentes. Por ello es fundamental tener capacidad de pronóstico y alinear nuestra política y oferta de capacitación para el empleo en base a los roles laborales que serán demandados en los próximos tiempos.

Tenemos un gran instrumento que es el INEFOP y será desde la Dirección Nacional de Empleo, en sintonía con ese organismo, que se diseñará una política de capacitación urgente para responder a los desafíos que están directamente relacionadas con las condiciones de vida de la gente.
Esta es nuestra prioridad inmediata para que nuestro país enfrente con éxito un desafío mayor de escala planetaria.

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