23.12.2020 Dos títulos del interior para conservar en la memoria

Momento sagrado en el Landoni, la Copa al viento al grito de Dale Campeón del Sub 15 en 2012
Sub 15 en 2012 y Sub 14 en 2016 para engrosar el palmarés de la Liga Minuana
Por Leonardo Rodríguez
En cuestión de cinco días de diferencia se cumplen nuevos aniversarios de dos títulos del Interior obtenidos por nuestro fútbol que deben ser conservados en la memoria. El 22 de diciembre de 2012, la selección Sub 15 orientada por Alejandro Bitancurt, se coronó en Durazno pese a caer con el local y producto de la diferencia obtenida en casa. En tanto, en 2016, la selección Sub 14 se coronó en Minas tras superar a Paysandú con gol de Hebert Vergara. El plantel que orientaba Nicolás Acosta, posteriormente iba a ganar el torneo OFI-AUF ante Peñarol y en el recordado viaje a China, también sería campeón internacional.

ACOSTA: «A MEDIDA QUE PASA EL TIEMPO, SE VALORA MÁS»
Nicolás Acosta, consultado por nuestra redacción sobre el cuarto aniversario del título del Interior Sub 14, reconoció sentirse «muy contento por el título obtenido pero principalmente creo a medida que pasan los años, va tomando más valor. El otro día cuando se me vino la fecha a la mente y algún recuerdo que surge en alguna red social, consideraba y lo veía que a medida que pasa el tiempo, se valora más el título, creo yo», reafirmó.

Aquel Sub 14 «fue un campeonato que no tenía margen de error, nuevo en lo personal, donde era mi primera experiencia como entrenador de un seleccionado. Lo tomé como un desafío y se fueron dando los partidos en una generación que, creo yo, tuvo un gran éxito durante todo su proceso de juveniles. Se pudo dar que coronaron un campeonato que es inolvidable, sin dudas», afirmó Acosta.
En diciembre de 2016 todos pensábamos que aquella selección había tocado el techo con su logro, sin embargo se sucederían más éxitos. «En estos momentos, a nivel amateur el Campeonato del Interior es lo máximo. Después se dieron otros logros como fue el torneo OFI AUF, ganándole la final a un equipo profesional, como Peñarol, que también fue algo, creo yo, histórico para el fútbol del interior principalmente. Y después la invitación que surge a esa generación de ir a China y conseguir el campeonato, es algo bastante importante para lo que es un equipo amateur del fútbol del interior», calificó el entrenador de ese ciclo.
Pasó lo deportivo, transcurre el tiempo y por lo pronto, «quedó una amistad muy grande con esos chiquilines, principalmente los del viaje y los distintos jugadores que pasaron por los tres años de ese proceso, de esa generación. Para mí va a quedar en el recuerdo para toda la vida, no sólo por los logros obtenidos sino por el gran grupo humano que había. Parece una frase hecha que dice que los grupos ganan campeonatos, no los ganan, pero si tienen mucha importancia. Había un grupo muy unido que considero que es fundamental para que vengan los logros. Eso se logró conseguir, más allá de que los resultados fueron positivos también», explicó Acosta.
Algunos de sus dirigidos están en el fútbol de formativas de clubes profesionales. Calvo y Trinidad en Atenas, Lima y Villalba en Rentistas, son algunos ejemplos. «Sabemos que hay un par de jugadores que ya están teniendo minutos, algunos están, esperemos que así sea, por dar el salto a primera división, que sería un orgullo, no sólo para la generación sino para el departamento», enfatizó Acosta.
No hay misterios para que un ciclo seleccionado se destaque. «Cuando las generaciones son buenas, ayuda muchísimo. Yo creo que la competencia local, es importante. Son feas las comparaciones, pero se me viene a la cabeza la Liga de Florida, que pica el 15 de enero y ya están jugando. Y te juegan 30 partidos por año. Se me viene a la cabeza la Liga de Paysandú, te juega 30 partidos mínimo, por campeonato. Y acá tenemos un campeonato que dura 8 fechas. Y quieras o no, para mí hace la diferencia la competencia interna. Después, obviamente a veces los procesos de selección por lo general no se les da el tiempo debido para prepararlos. Siempre hay mucha competencia y te enfrentas principalmente equipos del norte, cuando ya te empezas a cruzar, que vienen con 20, 30 partidos jugados en un año, contra uno que juega 8, 9. Entonces, para mí, hace la diferencia. Obviamente si las generaciones son buenas, podés llegar, pero siempre vas en desventaja con otras ligas», desarrolló Acosta.
Por último, el entrenador conserva indeleble hasta entonces, una sucesión de imágenes de aquella noche del 17 de diciembre de 2016. Fue la jugada del «gol. Porque justo es un tiro libre al lado del banco de suplentes nuestro, se me viene a la cabeza que lo va a patear Juan Manuel Colmán y le digo ‘ponela en el primer palo que uno la anticipa’. La puso donde yo le pedí y vino el gol de esa jugada. Cerras los ojos y se te viene a la cabeza ese gol, sin dudas», finalizó expresando Acosta a Diario La Unión.

ALEJANDRO BITANCURT DESTACÓ «LA MADUREZ QUE TENÍAN PARA JUGAR UNA FINAL»
El entrenador del Sub 15 de Lavalleja en 2012, a ocho años de aquel 22 de diciembre, reconoció que «los veo como si fueran los gurises que ya crecieron. Para mí, que tengo un cariño muy especial por ellos. El grupo ese se armó desde abajo, tiene unos cimientos bárbaros y lo notás. Quedó un compañerismo y una amistad entre ellos muy buena, que se hizo cuando el campeonato ese», indicó Bitancurt.
El fútbol pasó, la amistad prosigue y «es lo rescatable de ese grupo, se formó un grupo de amigos a pesar de unos tomar para un lado y otros para otro. Algunos por distintos motivos tuvieron que dejar el fútbol, otros por trabajo y sin embargo el grupo se mantiene», contó el técnico del combinado.
Dirigió un plantel de jugadores talentosos pero no muchos llegaron, por eso «cuando estaba dirigiendo, me quedé con un sabor agridulce porque lamentablemente muy poquitos pudieron ir a Montevideo y tuvieron la opción de jugar. Fue Alexander (Hernández), fue Uri Amaral y algún otro estuvo practicando, pero ida y vuelta y nada más. Laureano (Larrosa) estuvo un año y Martín Fungi también, pero llegado el momento, cuando maduraron, tuvieron que tomar para otros rumbos. Algunos tuvieron que elegir trabajar o por estudios y muchos terminaron abandonando el fútbol o teniéndolo solamente como una diversión, que es lo que está haciendo la mayoría. Es lo que te queda. Había un grupo Clase A. La generación ’97 había andado muy bien a nivel de fútbol infantil. Después yo los había tenido a muchos en Nacional y cuando se armó la selección los conocíamos a todos con Filipo (Hernández, su ayudante) y habían muchos Clase A que realmente tenían un potencial muy bueno. Lamentablemente hoy por hoy el único que está jugando es Uri (Amaral)», marcó Bitancurt.
Para nuestro entrevistado, falta algo de motivación. «Cambiaron las épocas. Antes había fútbol en todos lados, había Campeonato de los Barrios, jugaban en el campito y ahora, últimamente empezaron a cambiar las modas, los gustos y los gurises van de la mano de eso también», resaltó Bitancurt.
Parte de su ciclo seleccionado se ve reflejado en «un cuadro que está jugando en Montevideo, que es Maluco. Muchos de los gurises de esa selección están jugando ahí. Y a mí me encanta verlos, porque me siento representado por ellos. (Maximiliano) Baute, que era uno de los que jugaba, es el que los está dirigiendo. Ese grupo se ha mantenido. Yo los he visto jugar y juegan muy bien, tienen un buen compañerismo y un sentido de juego muy grupal, también eso ayuda», contó nuestro entrevistado.
Su ciclo dirigiendo la selección juvenil fue exitoso en distintas categorías. Bitancurt, con su habitual perfil bajo, lo atribuye a que «capaz que fue la forma de tratar los gurises. Una cuota de suerte tuvimos, ni hablar. Pero siempre le pusimos muy buena garra. Hicimos un grupo externo a la selección donde siempre tuvimos mucho apoyo. Ese grupo ya sabía lo que tenía que hacer y nos daban a nosotros una tranquilidad, que con Carlos (Duque) nos dedicábamos solamente a tratar de transmitirle la idea de juego. Esta gente se encargaba de lo externo y quieras o no, era una ayuda importantísima para nosotros».
Respecto a la forma de dirigir, «nosotros nos complementábamos muy bien con Carlos en el sentido de que veíamos el fútbol con la misma idea de juego. Muchas veces uno encontraba un error y otro encontraba una solución, y de un lado y del otro, eso nos sirvió mucho a nosotros», aseguró.
En aquella Sub 15 de 2012, hubo un integrante del cuerpo técnico que jugó un rol clave. «El ‘Seba’ Pereira se había metido en el grupo y se ofreció como preparador físico. En esa época el tema gastos era complicado y el ‘Seba’ se metió y fue muy motivador en la parte del grupo, de los gurises. Tenía una madurez impresionante para lo que era la edad de él, les hablaba muy bien a los gurises, había tenido una experiencia en Defensor, entonces transmitía muchas vivencias que él las había pasado en Defensor y los gurises lo escuchaban. Son cosas que en su momento marcaron», destacó Bitancurt.
Pese a la falta de títulos en formativas, Bitancurt opina que «lo que yo he visto es que han salido buenas generaciones. A mí me parece que cuando vos tenés una camada buena, tenés que hacer un trabajo especial, fomentarlo. Cuando salen generaciones buenas del fútbol infantil que andan pegando campeonatos del interior, ahí hay que darle un impulso para esos grupos, mantenerlos. Yo por ejemplo, fue sin querer, pero se hizo. En la selección de la generación ’97, que fue la que realmente salió campeón, teníamos 11 gurises en Nacional, de 18 o 20. Trabajamos de una forma diferente. Se hicieron muchas cosas que cuando se amalgamó el resto de los jugadores de la selección, los frutos se vieron en la cancha. Capaz que con un poco de apoyo se puede hacer eso, no es algo descabellado. El tema es tener a los gurises incentivados, porque hoy por hoy, tienen tanta cantidad de cosas, que con poquito más se dispersan y terminan dejando», explicó.
De aquella noche de verano en Durazno, el 22 de diciembre de 2012, Bitancurt recuerda con claridad «cuando nos hicieron el gol ellos, el ‘Yumi’ Garandán los tranquilizaba en el medio, hablaba y ‘vamo arriba que esto no pasa nada’. Nosotros éramos conscientes que perdiendo por 1 a 0 no teníamos que ir a penales. Y me acuerdo de eso, de la madurez que tenían para jugar una final. Mauricio Mello, el ‘Lalo’ Urruty… eran hombres adentro de la cancha y vos te dabas cuenta cómo hablaban, cómo se presentaban, la personalidad que tenían. Y después teníamos destacados, Uri Amaral, Alexander (Hernández). Eran gurises que tenían un toque diferente. Y el resto estaba muy compenetrado en lo que estaba haciendo», resaltó el entrenador del combinado que en 2012 conquistó el interior y eso le valió ir a Paraguay a defender a Uruguay en el Sudamericano Amateur de la categoría.