22.03.2021 Memorias de Hugo Montes de Oca: comerciante de toda una vida

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hugo montes de oca

Por Karina Núñez

Hoy nuestra historia de vida es la historia de un negociante, un comerciante que nació en Minas y que por motivos de la vida terminó siendo criado en una familia muy grande, con muchos hermanos, tíos y demás en Estación Andreoni.

Estación Andreoni se encuentra ubicado en el departamento de Lavalleja, a 20 kilómetros de su capital, Minas. Con una población no mayor a los cincuenta hoy en día con habitantes dispersos en su territorio.

A veces sucede que el campo se va despoblando y lo que acontece allí es ajeno para muchos. La melancolía se huele en el aire, el tiempo va pasando, el espacio cambia. Los que hoy son adultos, en su infancia iban a la escuela que una vez vieron enorme, invadida de voces y juegos.

UNA HISTORIA DE SACRIFICIO Y AMOR

Hugo nació el 26 de julio de 1941 y es hijo de una mamá soltera que tuvo 4 hijos y eran momentos difíciles, de pobreza, de soledad, y es por ello que cuando Hugo tenía la edad de 4 años su mamá no podía seguir cuidándolos y junto a una hermana más pequeña decidió darlos en adopción.

En primer lugar fue recibido en una familia de apellido Rodríguez, una familia también de bajos recursos y donde Alejandro recientemente había puesto una panadería y la casa estaba en las cercanías de la cancha central.

Hugo contó que «mi hermana menor Azucena y yo fuimos acogidos por esa familia, pero tiempo después nos vamos a vivir a Andreoni con una señora llamada Nieves Pumar, quien tenía 10 hijos biológicos y 10 hijos criados, entre ellos mi hermana y yo».

Nieves Pumar. La mamá de crianza.

En aquella época se acostumbraba a que las familias fueran grandes y había este tipo de mujeres –  madres que ayudaron a criar a muchos niños, «tuve mucha suerte, tuve una gran familia y por 38 años estuve muy cercano a ese lugar. Fui a la escuela Nº 22 de Andreoni, la que era al lado de mi casa, también había un gran salón de baile, un lugar para quedarse y el tren pasaba a cada hora, era la locomoción que se usaba; es más, quienes viajaban a Montevideo o venían a Minas dejaban allí el caballo o el vehículo en que se transportaba en ese lugar».

EL SALÓN «VILLA NIEVES»

Hugo creció en ambientes de negocios, siempre trabajó en lo que refiere al comercio, ayudaba en su casa, vendía artículos varios en el campo, pero también trabajaba en la chacra y con animales. Recordó que «donde me críe, había todo, había comercio de rubros generales, era también salón de baile, bodega, carnicería, correo, todo estaba allí. Era un lugar muy poblado, en cada casa había de 6 a 7 personas viviendo, y siempre recuerdo el lugar con mucho movimiento».

Su vida ha transcurrido en el comercio, pero también rememoró con mucho cariño el campo donde supo trabajar, aprender y disfrutar de la labor, «tuve un pequeño campito que me cedió una hermana y durante un tiempo hice la labor campestre».

Hugo tiene millones de anécdotas para contar, algunas las fue reviviendo junto a nosotros, entre risas y recuerdos, por eso fue nombrando a «Cabrera, Eduardo «Lechuga» Fasciolo, a Justo «Amarillo» Hernández», también contó de un gran viaje a Buenos Aires, «una odisea y descubrimiento, los bailes del salón, donde primero la gente llegaba y cenaba y después se quedaba a disfrutar la noche bailando».

Al consultarlo cuando llegó el amor, dijo que «de joven también fui Dj en el baile, entonces nunca me faltó con quien bailar», mencionó entre risas, «pero el verdadero amor llegó tiempo después de quien hoy es mi esposa desde hace justamente 50 años».

Recordó que cuando llegaba carnaval «se hacían tres bailes en la semana y venían orquestas de Montevideo, y eran bailes por invitación, por lo que llegaban de todos los lugares en el tren».

Luego, señaló que «el campo que le habían cedido para trabajar, lo necesitaban y como siempre fueron tan bien conmigo, porque me criaron y me ayudaron en todo, decidí venirme a Minas y alquilé un local ubicado en Colón y Roosevelt donde ese lugar estaba justo para comercio, donde estuve por dos años. No anduvo, el alquiler era alto y mi intención era poder comprar un vehículo para poder tener un reparto en campaña, porque conocía mucha gente de esos lugares. Entonces por unos años viajé en tren y llevaba en unos grandes bolsos, e iba a Montes, Migues y campaña. Como la cosa empezó a marchar, pude compararme una cachilita de marca Fordson y ahí pude anexar productos porcinos, porque me había hecho amistad con el vecino que era Etchard quien tenia los productos de La Serrana y por un tiempo vendí en Montevideo y también en otros lugares».

LA FAMILIA

Hugo se casó un 6 de marzo de 1971 con Nelly Dos Santos y tuvo dos hijos, Hugo y Pablo, y ahora dos nietos que son quienes llegaron a completar su vida: Giuliano y Ramiro.

Cuando se vino para Minas, su hijo menor aún no tenía un año. Con mucho sacrificio se logró comprar un terreno y poder construir un hogar, donde además también tuvieron un comercio, que hasta hoy sigue funcionando.

Hugo, sus hijos y un amiguito

Hugo recordó que luego de la Fordson, pudo comprar un camión Ford 8 a nafta y con él hacía dos viajes cada 15 días a un gran reparto a las zonas de Barrancas, Tala, y tantos otros lugares, donde a veces el temporal y las crecientes hacía que quedara durante tres días por aquellos sitios.

Con mucho sacrificio también, logró comprar una caja para el camión y así el reparto era mejor, hasta que luego de 5 años, llegó un Bedford Diesel, modelo 63, y era mucho más económico, se hacían viajes hasta la playa, fletes, ventas y todo lo que fuera necesario.

Pero «después el comercio en casa comenzó a trabajar más y compramos una camioneta más chica para andar más en la vuelta y se hacía algún flete de vez en cuando, pero los repartos los dejé».

Desde joven tuvo problemas de columna y cuando tenía poco más de 35 años debió de ser operado en Montevideo de hernia de disco, «sufrí muchísimo, el dolor me impedía caminar, hasta llegué a pedirle a los médicos que me dieran algo para morir. Luego me operé y marché bastante bien, pero debía cuidarme, cosa que no pude hacer mucho porque tenía dos hijos chicos, el almacén y el reparto».  

A los 8 días de la operación volvió a su casa y lo hizo en ómnibus y así la vida siguió su curso. A los años tuvo un importante desgaste de cadera y también fue operado, pero lamentablemente siguió con dolor, por lo que le hicieron varias resonancias, entre placas y médicos se dieron cuenta que había infección dentro, por lo que nuevamente tuvo una intervención quirúrgica.

«AGRADECIDO A LA VIDA POR TANTO»

Entre cuento y cuento, risas y recuerdos llegamos a la edad de su jubilación con casi 70 años. Hoy en día nuestro entrevistado ayuda a su señora que sigue con el comercio, le gustan los números, y se encarga de algunas compras.

Pero además su vida transcurre con mucha tranquilidad, le encanta leer historia y geografía, juega con su nieto pequeño y disfruta de los placeres de vivir, porque puede comer de todo.

Fue y es muy feliz, así lo afirmó ante nuestra pregunta, y dijo que está «muy agradecido a la vida y a la gente que me crió y me ayudó tanto».

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