17.05.2021 Una pandemia silenciosa: la siniestralidad en el tránsito
Por Rodrigo Guillén, Karina Núñez y Karen Corbo
La mayoría de la gente percibe a una pandemia como la presencia de una enfermedad o virus que amenaza todo un territorio y que está presente en todos los continentes de planeta. Sin embargo, hay una pandemia que nada tiene que ver con virus, infecciones o enfermedades, sino que se asocia a la empatía, el cuidado, la fiscalización y el control sobre las conductas a la hora de conducir o cómo nos comportamos en el tránsito.
La siniestralidad en el tránsito es grave en el mundo al punto que la Organización Mundial de la Salud estableció en su informe «Nuevas amenazas para la salud de los niños y los adolescentes» que «los traumatismos debidos al tránsito son la principal causa de mortalidad en la población de 5 a 29 años».
En este sentido, muchas veces nos quedamos con la foto del momento, la percepción del siniestro, pero las consecuencias van mucho más allá, desde los gastos en el sistema sanitario que apareja cada lesionado, el cese de actividad laboral (y por ende por un determinado tiempo esa persona deja de ser productiva para el país), la colaboración de los sistemas de salud, policías, bomberos y el Poder Judicial, y lógicamente lo que acarrea para cada sobreviviente.
En el marco de Mayo Amarillo Diario La Unión conversó con varios actores sociales vinculados a la temática.
Políticas públicas
«Cuando empezamos en la Unidad Nacional de Seguridad Vial (UNASEV) era como empezar en menos que cero», comentó Adrián Bringa, quien integró el organismo desde su creación en 2008 en el área de Descentralización y Participación Ciudadana, y luego como Secretario General Ejecutivo entre 2015 y 2020.
La unificación de criterios nacionales fue el primer desafío apenas se conformó la UNASEV, para luego instaurar la seguridad vial como un tema de salud en la agenda pública. «En esa época se decía, y hoy se sigue manteniendo, que de no aumentar las medidas e intensificar las recomendaciones en materia de tránsito y seguridad puede llegar a ser la primera causa de muerte para 2030. Fue en eso que nos empezamos a basar para comenzar a tratar el tránsito como seguridad vial que tiene otro montón de componentes más y llevarlo adelante como una política pública», detalló el actual director de Ingeniería de Tránsito de la Intendencia de Canelones.
«Hubo que crear nuevas leyes, concientizar mucho y empezar a articular. La Unasev fue creada en el primer gobierno de Tabaré Vázquez, no fue creada por unanimidad a nivel parlamentario y eso también generó dificultades. Aparte era un actor nuevo en la agenda política que venía a regular todo lo que tenía que ver en materia de seguridad vial, que ya estaba y está bajo la órbita de otros organismos, como son las intendencias y el Ministerio del Interior. Dificultaba en la medida que hubo que consensuar mucho, articular, empezar a deconstruir lo que había en ese momento para construir un nuevo camino», relató Bringa.
Si bien a nivel político hubo dificultades al principio, «empezaron a venir votos de confianza, me parece que el mayor voto de confianza lo tuvimos con la opinión pública, la gente, creo que fue una gran fortaleza eso la credibilidad que obtuvimos de la gente», mencionó.
Siniestralidad
«Mayo Amarillo es una propuesta se inició en Brasil, hace muchos años y que ha tenido replica en diferentes países. En nuestro país los índices de siniestros en el año 2020 cuando arranca enero y febrero, tenemos un alto porcentaje con casi un 40% de aumento de siniestralidad y después en marzo cuando inicia el Covid 19 y las medidas de restricción de movilidad que impulsa el gobierno nacional, hizo bajar la movilidad y la siniestralidad por ende y por eso disminuyeron los siniestros de transito», explicó Fernando Toledo, director de Transito de la Intendencia de Lavalleja.
«En nivel general la tasa de mortalidad de cada 100 mil habitantes es de 11.1 y eso continúa con la tendencia decreciente en la siniestralidad uruguaya. En 2019 hubo un descenso de fallecidos con un 7.3% menos y en cuanto a los lesionados un 13% menos. Otros indicadores muestran un total de accidentes de tránsito en el año 2019, de 19.768 y en el 2020 hubo 17.562, lo que hubo una variación de un 11, 2 % más o menos», mencionó el jerarca lavallejino.

«En Lavalleja tuvimos 5 fallecidos en el 2020, 101 heridos graves y 336 heridos leves, lo que hace un total de lesionados de 442 y tenemos una tasa de mortalidad cada 100 mil habitantes de 8,5%. Eso indica que debemos mejorar esos números, por eso la tarea que tenemos y los desafíos que tenemos por delante desde la Dirección de Tránsito es tratar de mejorar esas estadísticas y que la cantidad de lesionados y fallecidos sea menor», indicó Toledo.
La siniestralidad se puede medir y estudiar en Uruguay desde 2011 cuando la Unasev creó el Sistema de Información Nacional de Tránsito. «Hasta ese año, en Uruguay no se sabía a ciencia exacta cuántos eran los fallecidos por siniestros de transito anualmente, había una idea, porque cada organismo llevaba su registro. Nosotros unificamos eso a través del Ministerio del Interior utilizando un sistema que ya había implementado hacía poco el MI que era el sistema de gestión de seguridad pública», subrayó Bringa.

Medidas de prevención
«Cuando nosotros empezamos a trabajar sobre los factores de riesgo, que están entendidos a nivel internacional como la utilización del casco certificado bien abrochado, cinturón de seguridad, sistema de retención infantil, uso de luces encendidas, no consumo de alcohol u otras drogas a la hora de conducir, ser visible. No fue algo antojadizo, es algo que se trabaja a nivel mundial porque está dentro de las buenas prácticas que trabajar sobre los factores de riesgo, haciendo campañas de concientización y haciendo controles y fiscalización, en esos factores automáticamente baja la siniestralidad de cualquier país», señaló el ex Secretario General Ejecutivo de Unasev.
El experto en seguridad vial expresó que «nos basábamos siempre en la evidencia científica y fue en base a eso que se fue diseñando una política también para trabajar sobre los factores de riesgo».
A nivel departamental «nuestro trabajo con el cuerpo inspectivo es hacer una gran labor, porque en materia de seguridad vial hay tres pilares fundamentales que son la señalización, la cartelería que se hace con un relevamiento de la misma actualmente y vamos encaminados en ese sentido, además de colocar otros nuevos carteles que nos parece importante», sostuvo Toledo.
«Otras de las medidas para bajar los índices de siniestralidad es la educación vial, por eso hemos presentado con el grupo de ediles de nuestra agrupación (las listas 9 y 600 del Partido Colorado), un proyecto de escuela departamental de tránsito, que va a funcionar como una especie de unidad permanente de educación vial, comenzando su actividades a través de los centros educativos de nuestra ciudad y a posteriori también abarcar las escuelas rurales, lo que nos parece que es un proyecto interesante con frutos a largo plazo», comentó.
«Lo tercero que forma parte de los pilares y que contribuye a bajar los índices de siniestralidad vial es la fiscalización, que también estamos abocados, y se han venido distintos procedimientos de fiscalización muchos de ellos en forma conjunta con la Jefatura de Policía de Lavalleja y se busca más que nada el tema de prevención», agregó el jerarca departamental.
«Las cifras que vemos de bajar las tasas en Lavalleja tiene que ver por la aplicación de las normas, va mucho más allá que son normas que llegan a nivel nacional de cómo los directores de tránsito las hacen aplicar y cumplir a través de los inspectores de tránsito», manifestó al respecto el edil Mauro Álvarez, presidente de la Comisión de Transito de la Junta Departamental de Lavalleja.

Con respecto al trato que reciben los inspectores de tránsito de parte de la población mientras fiscalizan, el representante mencionó que «fallamos como sociedad cuando vemos a los inspectores de tránsito como una amenaza, los trabajadores de tránsito son agentes salvavidas, son los que en realidad hacen cumplir las normas».
Alcohol cero
Según una publicación de la Organización Panamericana de la Salud en conjunto con la Organización Gonchi Rodríguez de marzo de 2021, que cita un trabajo realizado en Alemania «sobre los siniestrados con concentración de alcohol en sangre y sobrios, deja de manifiesto que los primeros tuvieron mayor mortalidad antes de ingresar al centro hospitalario. No obstante, un análisis hecho en centros de Canadá refleja una falta de relación entre el nivel de alcohol consumido y la severidad de las lesiones en los accidentes de tránsito. La información elaborada en Uruguay por la Emergencia del Hospital de Clínicas, concluye que «la posibilidad de un trauma severo está dada por el solo hecho de haber tomado alcohol, independientemente de su cantidad». El mismo informe, destaca un posible subregistro en la cantidad de espirometrías positivas en siniestros graves y análisis de alcohol en sangre en siniestros fatales, en consonancia con otras investigaciones internacionales».
A nivel nacional, en 2015 se promulgó la normativa que prohíbe a los conductores de vehículos circular con alcohol en sangre. De esta forma el país se plegó a la resolución 64/255 de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre el mejoramiento de la seguridad vial en el mundo y marcó un camino de liderazgo a nivel regional sobre el tema.
«Eso fue una larga batalla que estuvo planteada desde 2008. Cuando empezamos la Unasev la tasa permitida para conducir en Uruguay era 0,8, fue así que nos propusimos llegar a 0 y lo hicimos gradualmente, no fue de un día para el otro. Estuvimos ocho años, pasamos al 0,5, después al 0,3 y finalmente al 0. Obviamente en ese proceso hubo que consensuar mucho, explicar mucho, hasta el día de hoy hay detractores sobre la política pública del alcohol 0, lo que se olvidan esos detractores es que el alcohol 0 en Uruguay existe desde el año 1994, cuando todo conductor con permiso de conducir profesional tenía tener alcohol cero en su sangre a la hora de conducir», explicó Bringa.
«Lo que nosotros hicimos fue democratizar una medida que ya en el 94 se creía efectiva porque por algo se empleó para los profesionales. Nosotros dijimos que todos los ciudadanos tienen la misma responsabilidad, no importa si son profesionales o no. Y por qué no íbamos a aplicar una medida que está comprobado a nivel internacional que reduce la siniestralidad y salva vidas. Así lo establecen todos los estudios que hizo la Comisión Europea para el Alcohol tratando los temas de seguridad vial y la OMS en varios artículos científicos que ha escrito. Ambos establecen que la única tasa segura a la hora de conducir es cero», subrayó el experto. «La medida de alcohol cero puede ser fantástica pero si no controlo ni fiscalizo es lo mismo que la nada», advirtió.
Bringa desmitificó una parte importante de la población muchas veces señalada en la siniestralidad. «En siniestros de tránsito con lesionados y en los que hubo al menos alguien con presencia de alcohol la mayoría son de personas de 45 años para adelante. Siempre está el mito de que los jóvenes son el problema con el alcohol y las drogas, lo serán en otros ámbitos, en el tránsito no lo son. El problema de los jóvenes en el tránsito son las motos pero no el alcohol. Con el alcohol el problema lo tenemos los que somos mayores de 45 años en adelante. ¿Eso qué quiere decir? Que los jóvenes han incorporado, porque cuando empezamos la política del alcohol eran niños, es un indicador que ha incorporado la conducta de que a la hora de conducir no se puede consumir alcohol u otra droga», sostuvo el director de Ingeniería de Tránsito de la Intendencia de Canelones.
En la misma línea se expresó su homónimo lavallejino. «Somos partidarios de la política de tolerancia 0, ya sea alcohol y drogas, por eso los índices son claros en ese aspecto, lo que provoca una consecuencia de alta tasa de siniestralidad», afirmó Fernando Toledo, director de Tránsito de la IDL.
