05.08.2024 Andrés Biagetti encargado del Hogar Beraca: «Me ha costado mucho ganar la confianza de la sociedad»

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Por Karina Núñez

Desde hace unos cuantos años, la sociedad minuana ha convivido de cerca con jóvenes de los Hogares de Beraca, algunos los ven con buenos ojos, otros no tanto, pero lo cierto que detrás de estos jóvenes, hay una familia que está atenta a sus pasos, a los posibles cambios de los chicos y personas que piden ayuda.

Hoy nuestro interés se dio en saber que hay detrás de ellos, conocer la realidad del Hogar Beraca, hablar con los responsables como en alguna otra oportunidad lo hemos hecho, pero en este caso, el sábado en la mañana tuvimos la oportunidad de visitarlos, charlar largo y tendido y poder transmitir a la ciudad el esfuerzo que se hace, siempre en la búsqueda de una sociedad mejor.

Quienes están a cargo del Hogar en Minas, son Andrés Biagetti y Sandra Barrera, un matrimonio muy amable, jóvenes, padres, abuelos y fundamentalmente tocados por la mano de Dios para poder ayudar a tantos que los necesitan.

Andrés Biagetti, nació en Montevideo el 11 de febrero de 1971, llegó a un hogar que estaba conformado por ocho hermanos, de los cuales «soy el varón más chico de tres varones, cinco mujeres, y nos criamos los tres menores juntos, porque los mayores ya se habían volado de la casa. Fue a la escuela en el kilómetro 29 de la ruta 8 de Villa Castellana. Cuando llegó la adolescencia, había empezado el liceo, nos habíamos mudado a Montevideo, a la zona de Manga, vivimos mucho tiempo allí y mi familia no tenía recursos, mi papá me decía que para qué iba a ir al liceo, que no era necesario, que había que trabajar, ayudar a la casa, mi padre ya era de avanzada edad cuando yo era adolescente, y prácticamente que dijo, bueno, vos trabajá, y a mitad del liceo tuve que dejarlo, y me dediqué a trabajar en un taller de carpintería que había pegado a mi casa». Andrés aprendió el oficio de carpintería «aprendí, por lo menos a trabajar con máquinas y eso, aunque no estudié carpintería, no soy diseñador o carpintero, pero sé trabajar. Estuve 13 años y en ese periodo conocí a quien hoy es mi esposa, se había mudado al barrio, en realidad la conocí siendo una niña, ella tenía 11 años y yo 13. Cuando cumplí los 16 y ella tenía 15, nos hicimos novios, fueron ocho años de noviazgo, hasta que decidimos casarnos. Donde yo vivía, construímos una casa que estaba pegada a la de mis padres, y arreglamos la casa, fuimos juntando las cositas, como se hacía antes, donde la pareja iba juntando las cosas y nos casamos. Estamos por cumplir 30 años casados y de ese amor, nacieron cuatro hijos, Franco que tiene 25 años, Romina 26, y después  Luciana con 14 y Brunito con 8 añitos».

EL COMIENZO EN EL CAMINO DE DIOS

Al preguntarle a Andres cómo llega a los hogares Beraca nos cuenta «en el año 98, empiezo a integrar una iglesia, que es la iglesia Misión Vida, que es la que hasta ahora estoy. Se hacían grupos familiares en barrios, y mi mamá abrió la casa para que se predicara el Evangelio y para tratar con la gente del barrio, las necesidades, y un día, me invitaron, y empezamos. Ya éramos casados, y empezamos a asistir a la iglesia, y desde ahí, empezamos a conocer algo diferente, que es a Dios, descubrimos que ese era nuestro camino. Pasado el tiempo, ya hace 13 años que estamos en los hogares Beraca, el tema empezó cuando empecé a poner en el corazón de ir a más y hacer algo más de lo que hacíamos. Nosotros estábamos trabajando para la iglesia, sirviendo a la iglesia en el sentido de colaboración, de ir a los cultos, a las reuniones, de invitar gente, pero empezamos a sentir en nuestro corazón que teníamos que dar algo más, y ese algo más era servir a tiempo completo. Ya estaban los hogares Beraca instalados hace unos años, y hablamos con nuestras autoridades de que sentíamos la necesidad de irnos a un hogar a servir.

Fue un caos, porque en ese tiempo mi familia decía ‘vos te vas a ir a vivir con con adictos, ¿qué vas a hacer?, ¿de qué vas a vivir?, sos un loco, mis hermanos se pusieron todos en contra. Era una locura ir a vivir a un hogar, porque uno dice me voy a vivir a un hogar con 10, 15 chicos que son adictos de diferentes índoles, y la gente no entiende, dicen estás loco. Pero la idea era ayudar. Nosotros sentíamos en el corazón hacer algo por aquellos que muchos no hacen, porque ni el Estado, ni mucha gente, y la droga llega a todo ámbito, al que tiene mucho dinero, el que no tiene nada, al vecino, al amigo. ¿Quién no tiene un conocido, que tiene algún problema de adicciones? Y así comenzamos en Las Piedras, nos dieron un hogar muy bonito, una chacra toda parquizada, que era de un empresario que la puso al servicio de un hogar. Fuimos un tiempo a ese hogar a aprender de lo que era el hogar, de lo que era trabajar en un hogar, hay que tener ciertos conocimientos, ciertas habilidades, tratar con los chicos, hicimos un curso, entre comillas, de operador terapeuta, nos dieron clases muchas veces, hasta que a los ocho meses de estar en ese hogar, nos dieron nuestro propio hogar. También fue allá, en la zona de Las Piedras, estuvimos seis años a cargo de un hogar allá, hasta que surgió la oportunidad, porque el encargado de Minas tuvo que dejar el lugar, decidió irse a otro lugar, armar su propia comunidad, quedó vacante y nos nombraron a nosotros».

«Acá empezó una nueva vida, había que dejar lo que teníamos allá, y venir a conocer, empezar de nuevo, nuestros hijos mayores fueron parte de nuestro camino, pero Luciana y Bruno no conocen otra vida que vivir en hogares Beraca, ellos se criaron dentro del hogar».

Cuando le consultamos si al Hogar Beraca los jóvenes con los que trabajan son de Minas o tienen que ser de otros lugares,  Biagetti nos dijo «en general son de otros lugares, porque no es conveniente traer chicos de aquí de la ciudad al mismo hogar de la ciudad. Porque conocen los lugares de venta de droga, porque tienen amigos, nosotros hacemos ventas en la calle y por ahí se encuentran con sus conocidos y eso no los ayuda. Entonces, los de acá los mandamos a otra ciudad y a nosotros nos mandan de otros departamentos».

«NUESTRO OBJETIVO ES TENDER UNA MANO»

Al hacerle referencia si siempre tienen que ser con problemas de adicción o pueden llegar también por otras patologías, también nos cuenta «muchos llegan por depresión, problemas de alcohol, gente que nunca se drogó, pero es alcohólica, hay en situación de calle, que no tienen donde vivir y nosotros también les tendemos la mano. Beraca ayuda a muchas personas, no sólo al adicto, el adicto es el factor común en general, el más conocido, pero acá tenemos un par de señores que llegaron un día golpeando las puertas pidiendo ayuda y hoy viven con nosotros y nunca tuvieron problemas de droga, ni nada».

También nos interesó saber si al hogar, tiene que querer la persona llegar para buscar un cambio, o la familia decide internarlos y el encargado fue claro en mencionar, «el chico o la persona debe querer, si no quiere salir adelante, difícilmente le podamos ayudar. Tiene que querer él mismo, es decir, acá vienen papás con los hijos y dicen, te traigo a mi hijo que quiere internarse y uno habla con el chico y dice, ‘no, yo no me quería internar, me trajeron obligado’. Ese es el que menos dura, le cuesta mucho más o en definitiva termina abortando el proceso, porque no quiere estar, se siente obligado y en la más mínima se quiere ir. Además los primeros momentos de abstinencia, cuando recién llegan, es difícil, son los primeros quince días, ahí dicen extraño, lloran, patalean, porque la abstinencia y el cuerpo le pide droga. Entonces esos días son los más cruciales, si pasan los primeros quince o veinte días, después empieza el cuerpo a adaptarse. Nosotros acá no damos pastillas ni medicaciones, a no ser que venga con una medicación prescrita de un psiquiatra. Nosotros ni le damos, ni le sacamos, a no ser que sea por receta médica. En el hogar, de mañana los chicos se levantan a las seis y media, se juntan en un comedor que tenemos, y se comparte una palabra todos los días, una palabra, una reflexión, se ora, se canta, y después preparan la mesa para el desayuno y desayunan todos juntos, toman mate, después empiezan las actividades dentro y fuera del Hogar».

Al preguntar de qué se sustentan nos dice, «en el momento se sustenta de las ventas, nosotros tenemos un proyecto de panadería que lo recomenzamos, teníamos maquinaria, pero no teníamos a alguien que supiera trabajar panadería y ahora ya hace unos meses estamos trabajando en panadería, hacemos rosca con chicharrón, pasta frola, ojitos, y lo otro es de lo que vendemos, papel higiénico y servilletas en un semáforo, y tenemos dos grupos nomás, uno en un semáforo en Batlle y Centenario, que hace años que estamos ahí, y un carrito con dos chicos que salen a los barrios».

LA SOCIEDAD

Al hacerle referencia de cómo la sociedad los recibe, indica «en estos momentos, mejor, pero cuando vine a Minas, estaba reacia la sociedad, porque había chicos que se habían ido del hogar y habían cometido cosas fuera del hogar, y por ahí decían soy de Beraca, entonces como que Beraca se empezó a mirar medio mal. Me ha costado mucho ganar la confianza de la ciudadanía».

«Me gusta cuidar mucho de que sean atentos, amables, que no le falten al respeto a la gente en la venta, pero de algún tiempo hasta acá como que hemos cambiado esa visión. Son 13 los chicos que están actualmente, a veces llega un tiempo que el chico se siente bien, que se mira y se dice, qué lindo que estoy, estoy gordito, me recuperé, se siente bien y dicen que están prontos para irse, pero nosotros sabemos que hay cosas interiores que faltan todavía y a veces mal deciden irse demasiado antes de tiempo».

«También hay recaídas, algunos jóvenes vuelven, muchas veces, no en todo, pero la mayoría de las veces, pasa de que el que se va antes de tiempo, consigue un trabajo, dice que va a seguir yendo a la iglesia, seguir buscando de Dios, pero en la más mínima de un problema, su refugio es la droga nuevamente».

SANAR HERIDAS

«Hemos descubierto que el tema no es la droga, sino poder sanar el corazón de ellos, de heridas desde su adolescencia, de su juventud, el problema viene de la casa, la mayoría de las veces viene de la casa. Hace poco tuve una charla con uno de los jóvenes y decía que él notaba que era la falta de su padre, que se había volcado en todo a este tipo de cosas y hay un montón de otras cosas.

Siempre les digo que deben hablar conmigo, y uno de ellos me comentó; ‘¿sabés lo que me pasa? Durante tantos años no hablé con mi padre, me cuesta acercarme a veces a hablar cosas con vos’ y eso es lo que nosotros tenemos que lograr sanar, el acercamiento a la autoridad varonil, a ellos es lo que más les cuesta».

Nuestro entrevistado nos dice «acá logramos que cuando viene la familia se pidan perdón, restaurar la familia, un abrazo, un beso, perdóname papá, o tratar con el papá si se equivocó en algún momento que le puedan pedir perdón, sanar y lograr el vínculo una vez. Ellos pueden recibir a su familia, por cierto, la visita son los domingos en el hogar, puede venir la familia, la que quiera, siendo familiar directo. Nos recibimos amigos, porque a veces los amigos pueden influenciar a que se vayan y a contarles cómo está el barrio y cosas así. Pero la familia directa, padres, madres, hermanos, los tíos, vienen los domingos, compartimos el almuerzo juntos, les hablamos de Dios, los invitamos a la iglesia. Desde el momento que entran, saben que es un lugar cristiano y que eso es lo principal, la búsqueda de Dios es lo principal, porque va a sanar lo interior de ellos, sanar la herida del corazón, de su pasado. En Cristo ellos encuentran la salida».

OBJETIVO

Sobre si Beraca tiene ayuda del gobierno, nos afirmó «no, ninguna, acá en el departamento tampoco, en el momento no. Estuvimos un tiempo trabajando para la Intendencia, haciendo tareas de limpieza, de corte de pasto, pero hace un tiempo que ya no estamos haciendo esa tarea».

El objetivo es acercarse a los gobernantes, Andrés sacó una lista este año y contó que «mi principal motivo de hacer política es querer encontrar ayuda, porque si no he logrado solo, he golpeado puertas y no he logrado encontrar ayuda, quizás incursionar en política me va a hacer que me acerque un poco más a los políticos. Sabemos que en otros departamentos se ha logrado, en Maldonado por ejemplo le proveen los hogares, a través de convenios también se les da trabajo y buscamos algo así en Minas. Queremos abrir un hogar de mujeres, hace un tiempo hubo también acá y hay muchas necesidades de madres con hijos que queremos abrir, lo que nos está faltando es un lugar físico. Un lugar y por supuesto que he golpeado puertas para que nos den en comodato, una casa donde podamos abrir, necesitaríamos abrir dos, una más de varones y otra de mujeres. Hemos andado buscando lugares, inclusive he pedido ayuda a la Intendencia, me han dicho que no hay casa disponible por el momento, vamos a esperar, quizás pueda salir alguna».

LA FELICIDAD EN CADA PASO

Nuestra última pregunta siempre es si toda esta labor lo hace feliz, a lo que Andrés, afirma «claro, porque es lo que decidimos hacer, junto con mi esposa.

Es cierto que uno siempre tiene luchas, , pero a veces no tenemos ni tiempo de preocuparnos de nuestros problemas, tratando de solucionar los problemas de otros. Pero me encargo de las cosas que Dios me ha pedido y Dios se encarga de las mías. Somos felices haciendo lo que un día decidimos hacer, porque nadie nos obligó, sino que sentimos hacerlo».

La aspiración de Andrés de ahora en más «es continuar en esto y crecer, crecer y que crezcan y prosperen todos», finalizó.

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