30.07.2015 ¡QUE NO SE DETENGA! ANTEL, EJEMPLO EN LA REGIÓN DIPUTADO ALEJANDRO SÁNCHEZ MPP-609

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Uruguay, un país de tres millones de habitantes, con un PBI por encima de los 50 mil millones de dólares, rodeado de dos potencias, con una economía o mercado, de poca escala requiere una discusión permanente sobre cuál es el rol de sus empresas públicas. Cualquier analista u operador político, liberal, ortodoxo o de izquierda, que pretenda hacer un estudio serio sobre desarrollo, necesariamente deberá sustentar su análisis en datos arrojados por la gestión de dichas empresas. De esta manera evitará lecturas sesgadas.

La situación económica de Uruguay en el año 2005, obligó al primer gobierno frenteamplista a trabajar fuertemente en la atracción de inversiones a través de exoneraciones tributarias. Estas inversiones están vinculadas a materias primas, es decir, se localizan en el sector primario de la economía. Hoy la situación es otra. El nuevo escenario nos exige revisar cuál y qué tipo de inversiones necesita nuestro país, para seguir caminando hacia un Uruguay de desarrollo productivo con justicia social.

Todo indica que el XXI va a ser el siglo de las telecomunicaciones. En plena revolución digital, los avances tecnológicos han aportado cambios significativos en materia de comunicación. La velocidad, la capacidad y el volumen de la información que se envía permanentemente y a través de diversas vías, concentran valor agregado. Los diferentes chats, las actualizaciones de los programas en los celulares y computadoras generan un sinnúmero de transferencias. A menudo no somos conscientes de todo el trabajo y la generación de valor que ello implica.

En la última década las telecomunicaciones han contribuido al crecimiento del PBI de nuestro país, en el orden del 16%. Un guarismo nada despreciable para las arcas del Estado. Esto demuestra el peso que las telecomunicaciones están adquiriendo en nuestra economía.

En este sentido, podemos afirmar que las fortalezas de nuestra economía se sostienen en un Estado activo, cuyas empresas puedan garantizarles a todos los ciudadanos sus servicios y cuyas ganancias puedan ser volcadas al presupuesto público.

Datos que ilustran

En los últimos años ANTEL, nuestra empresa de telecomunicaciones, bajó sustancialmente los precios de los móviles y mantuvo las tarifas de telefonía fija, aumentando considerablemente las carteras de clientes y servicios. De esta manera, aportó a contener la inflación evitando su aumento, y por consiguiente, impidió la pérdida de salario real de los trabajadores.

Pese a no tener aumentos sustanciales en sus tarifas, mantuvo la facturación y los aportes a Rentas Generales en pesos corrientes. En el período 2008 – 2014, la contribución de ANTEL a Rentas Generales se mantuvo estable, en 1.868 millones de pesos cada año.

Según la OPP, en el período 2005-2009 el promedio de ingreso anual de ANTEL fue de US$ 716 millones y las inversiones de 96 millones de dólares. En el período 2010-2014, el promedio de ingreso anual fue de US$ 1016 millones, las inversiones de US$ 267 millones, demostrando el equilibrio entre inversiones e ingresos pero también debemos sumar que el aporte a Rentas Generales en los cuatro años (2010-2014) fue de US$ 450 millones.

Hay que recordar que ANTEL compite con dos poderosas multinacionales, y su participación en el mercado móvil supera el 50%. En el 2008 contaba con casi 1.500.000 de servicios; en el 2014 superó los 2:500.000.

A su vez, la instalación de fibra óptica a nivel nacional, emprendimiento que ningún privado hubiera asumido dado sus altos costos, permitió que nuestro país haya logrado en 5 años estar en el puesto número 1 de América Latina en los que refiere a la transmisión de datos. Logró llevar la velocidad promedio de bajada de internet de 1,1 Mbps (mega bits por segundo), en 2009, a 22,6 Mbps en 2014.

En lo que refiere a Banda Ancha, en el 2008 ANTEL tenía unos 200.000 servicios de banda ancha fija, y en el 2014 superó ampliamente los 800.000. El 73 % de los hogares uruguayos tiene acceso a internet, el cual el 57% utiliza Fibra óptica, sumado a esto el 89 % de la población tiene cobertura LTE, telefonía celular de cuarta generación.

Hoy cerca de 1200 centros educativos están conectados con fibra óptica y el 16 % de los hogares del país cuenta con el Servicio Universal Hogares, servicio sin costo de acceso a internet en el tráfico de 1 giga mensual.

ANTEL es una de las empresas públicas que funciona como motor de desarrollo. Mediante diversos convenios con la academia, se construyó el satélite ANTELSAT; se instaló la plataforma “vera +” y “vera tv”, en la cual todos los uruguayos pagando un tarifa de internet, una de la más baratas de América latina, tiene acceso a diversidad de contenidos.

Todos estos logros fueron posibles gracias a que ANTEL es una empresa pública. Proyecta sus estrategias con las reglas de mercado, por estar en competencia con empresas privadas, pero al mismo tiempo, escapa de estas lógicas y cumple con sus responsabilidades estatales. Es decir, le garantiza el servicio a aquellos ciudadanos que no pueden pagarlo. Porque su rol no es solo recaudador como un privado, sus ganancias contribuyen, desde distintos mecanismos, al desarrollo de nuestro país. Esto debe ser motivo de orgullo para todos nosotros.

Finalmente, en lo que refiere al debate sobre el Proyecto Antel ARENA, quiero decir que estoy convencido que se trata de un emprendimiento estratégico para la consolidación de Antel como un jugador total en el mercado de las telecomunicaciones. Pero sobre todas las cosas, es un proyecto que dinamizará una amplia zona de Montevideo, que no ha tenido hasta el momento las inversiones en infraestructura que sus habitantes se merecen.

Recordemos que la iniciativa de construir el Antel Arena, en manos de fondos públicos, responde a la caída de la única oferta que se había presentado para la reconstrucción del Cilindro.

Una obra de esta naturaleza, en manos de un privado, podría estar amparada en la Ley de protección de inversiones, por tanto quedaría exonerada de algunos costos impositivos. Sin embargo, esta iniciativa a una empresa pública, le exige una doble tributación. Ya que por un lado, aporta con sus remisiones a rentas generales y a su vez, paga las cargas impositivas que lleva la realización de la obra. Esto implica una sobrecarga a la empresa pública en relación a la privada.

El escenario económico y tecnológico actual hace necesario construir plataformas de infraestructura a través de las empresas públicas, de modo de poder generar condiciones para servicios de calidad y a un buen costo.

El haber llegado a esta posibilidad de contar con un Antel Arena habla de la buena gestión llevada adelante por los compañeros a cargo de estas empresas. Antel ha generado plataformas para el mundo que se viene, con una puntería, que nos parece la correcta.

Las empresas públicas son las únicas que pueden ubicarnos en el escenario de constante recambio a nivel mundial. Ellas son motor de desarrollo, porque son las que pueden potenciar inversiones y articular nuestras capacidades con las necesidades de cada momento. Esperemos ser conscientes del rol estratégico de las mismas.

Secretaría de medios

Movimiento de Participación Popular espacio 609

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