18.01.2021 Julio César Bernaschina Guadalupe: una vida dedicada al correo

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Julio Bernaschina

Por Rodrigo Guillén

El arte de ser cartero, el recorrer y conocer cada rincón de la ciudad, escuchar a cientos de minuanos durante más de 40 años, historias, amistades y un sinfín de enseñanzas y vivencias que el oficio del puerta a puerta deja. Julio César Bernaschina ha dedicado su vida al Correo Uruguayo, hoy a sus 61 años cerca de «colgar» el bolso cuenta su Historia de Vida.

Nació en Minas el 4 de agosto de 1959, su padre es Rufino Bernaschina y su madre Carmelina Guadalupe, vivió y creció en la Avenida Aparicio Saravia en el Barrio El Tanque, concurrió a las Escuela número 12 donde alcanzó a repetir un año, es que su papá lo llevaba mucho tiempo al campo y eso le complicó una temporada escolar.

Conocidos por todos, ¿quién no se lo cruza recorriendo las calles de Minas con su cartera entregando facturas y cartas que llegan desde el Correo Uruguayo? Amante de las armas como deporte, Julio ha vivido una vida donde el trabajo nunca le faltó, fue mozo en algún bar u hotel en temporada, estudiante de enfermería entre otras cosas, pero siempre más allá de lo que hiciera, siguió ejerciendo su empleo de cartero. 

«Era muy amigo de mi padre que además de ser Policía tenía un campito y muchas veces me iba y como pretexto de no ir a la escuela y finalmente tuve que hacerlo dos veces al año. Hice ciclo básico y preparatorio pero siempre trabajando y estudiando, en 1984 ingrese a la Universidad de la República con la mira de estudiar notariado, no me gustó, pasé mal, viví en pensiones y hasta hambre llegue a pasar, Montevideo era una selva para mí y a los dos años me vine, pero eso sí, siempre en el Correo», recordó.

1° DE AGOSTO DE 1979, EL TRABAJO PARA TODA LA VIDA

En esa fecha, un primero de agosto de mil novecientos setenta y nueve Julio Bernaschina ingresó a trabajar al Correo Uruguayo, lugar donde 41 años después continúa haciéndolo con la misma entrega y pasión que en sus comienzos. «Cuando me faltaban cuatro días para cumplir los 20 años ingresé, llevo 41 años de servicio, di el examen de ingreso en julio del ’78 en el Correo central y nos nombraron a un compañero ya jubilado, Ariel del Puerto, con quien di examen ese día y en agosto un mes más tarde nos nombraron».

HISTORIAS DE CAFÉ

Petit Paris, El Oriental, Bertocchi fueron algunos bares donde Julio trabajó para ganarse su dinero, algunas historias aún las recuerda. «En el Petit París trabajé hasta el día antes de ingresar al Correo, Alvarito López recuerdo y el resto me hicieron una despedida. De noche el Petit París era impresionante y no podíamos cerrar hasta que no saliera la gente del cine, ahí se volvía a llenar, trabajaba el Petit, el Restaurante La Brasa, el Fogón de Álvaro López, había movimiento comercial, no me preguntes por qué pero había gente. Ahora 40 años después noto que Minas está apagado, pocos café, la vida nocturna de Minas, vidrieras apagadas, se volvió triste la ciudad, no sé cuál es la causa, yo lo que recuerdo de aquella época es eso, era impresionante lo que se trabajaba», detalló.

EL DE MÁS AÑOS EN EL CORREO DE LAVALLEJA

Hoy Julio es quien hace más años que está en funciones dentro del Correo en Lavalleja. «Después una compañera hace un año menos que yo, en mi caso ya me podría haber ido porque tengo 41 años de trabajo y 61 de edad, el tema es que contraje un préstamo en Unidades Indexadas en el Banco República y mi señora también para poder terminar la casa, el primer constructor nos embromó y para no perder la obra sacamos esos préstamos, el mío se termina en marzo del año que viene, ahí quedo al día con el Estado, porque para mí el Estado es un padre, no le evado ningún impuesto, la casa que construimos nos llevó doce mil dólares de impuestos, lo único que no declaramos fue la casa de la perra que la compré hecha en una veterinaria», comentó entre risas, «pagamos todo». 

Si bien Julio cuando termine su préstamo asegura que se le culmina el compromiso de estar trabajando, aún no define una fecha para abandonar la tarea de cartero.

EL SUCESOR DE PEDRO

Suena a religión señala en la entrevista con Diario La Unión haber sido el sucesor de Pedro. «Fui el sucesor de Pedro, suena a religión, el cartero que había en Solís de Mataojo se llamaba Pedro y yo fui el sucesor de él porque estaba a punto de jubilarse. En el ’81 fui de cartero para ahí donde Pedro Cedrés un excelente compañero se jubilaba y él me enseño el manejo de la correspondencia en Solís, él se jubiló y quedé hasta 1984 donde me fui para Montevideo a ingresar a la Universidad de la República. Solís es un pueblo precioso, divino para vivir, me encanta, mirá que soy muy minuano cuando salgo empiezo a extrañar, pero en Solís me sentí muy cómodo, hice amistades que hasta ahora tengo», mencionó.

Julio en plena jornada laboral

LAS POSTALES NAVIDEÑAS, ALGO QUE YA NO ESTÁ

Recorriendo en su memoria, consultado por hechos puntuales como cartero Julio dijo que algo que extraña, y que sin ir más lejos muchos lo debemos extrañar, las tradicionales postales que próximo a las Fiestas comenzaban a llegar, con brillantina, musicales y demás eran un clásico de la época donde ver venir al cartero era augurios de una buena postal que nos llegaba. 

«Extraño las postales, cuando ingreso, así como ahora cerca de las fiestas hay puestos callejeros vendiendo pirotecnia, antes había vendiendo postales, perfumadas, de colores, con luces, de aquellas que las abrías y se asomaba un paisaje. El público minuano y el mundo entero usaba la postal como medio de comunicación para las Fiestas y daba alegría entregarla porque se veía esa alegría en la persona que la recibía. Esa época ya no vuelve ahora todo es más frío, más rápido, todo virtual, esa parte la extraño cantidad….El Correo está trabajando con empresas, bancos, aseguradoras, BPS, todavía llega alguna postal de minuanos fuera del país o familiares que están trabajando y alguna se ve aún pero es lo menos. Era una etapa muy linda», describió.

ENFERMERÍA, UN GUSTO QUE SE DIO AL RECIBIRSE

En aquellos tiempos el sueldo era bajo, había que buscar algún otro ingreso y Julio a la hora de trabajar no lo pensaba dos veces, le gustaba enfermería y para esa profesión encaró, realizó sus estudios y dos años más tarde ya estaba recibido. 

«El correo me permitió probar suerte en Montevideo, estudiar enfermería, me volví a ir a Montevideo donde hice un curso en el Hospital de Clínicas donde no terminé, hice prácticas en el Maciel donde no me pagaron el tiempo que estuve y me volví, ahí entre a COMI, gracias al Dr Tomás Casas, como chofer y enfermero pero siempre trabajando en El Correo. En COMI estuve hasta que se fusionó con Camdel en plena crisis del mutualismo y preferí quedarme con El Correo nada más, los sueldos habían mejorado, mi economía fue siempre bastante ordenada, el dinero es importante pero no es todo, muchas veces tenía nafta, plata pero no tenía tiempo para salir a pasear…..Preferí seguir ganando menos y tener tiempo libre que es lo que más me gustaba para practicar el deporte que me gusta», manifestó.

CONOCER Y HACER AMISTADES COMO CARTERO

Para alguna gente fue casi un confidente, el cartero se transformaba muchas veces en una de las personas más amigas del vecino, Julio alcanzó a conocer muchísima gente que vio crecer, vivir e incluso morir hasta la fecha. 

«Queda feo decirlo y nunca voy a revelar los nombres, uno tiene acceso a la intimidad de las personas, muchas veces, así como dicen que con el taximetrista la gente se abre y le cuenta cosas siendo un viaje corto de minutos, yo he tenido la gracia y es un don de Dios que la gente te confié cosas, cosas íntimas, de situaciones familiares, enfermedades. Por ejemplo cuando fallece una persona que durante año le llevaste correspondencia que sabés cómo comenzó el proceso, cuando fallece esas personas que son luces en el camino que a uno le surgen y son lindas de conversar…Extraño cantidad de gente que muchas veces deseaba cruzarla para conversar un rato y ya no están…eso se extraña, más cuando haces amistad con las personas», reconoció. 

«Te voy a nombrar uno que lo quise cantidad y lo extraño, Aniceto Vilches fue un maestro jubilado que conversábamos pila, a veces eran 20 minutos en una esquina pero él me daba una clase de historia, era un apasionado de la historia y a mí también me gusta más ahora que cuando era estudiante, pero tengo varias personas que se extrañan. Amistades, cantidad de gente del Centro, ojo yo nunca viví en el Centro, trabajé y si conozco personas del Centro es porque les traigo correspondencia, sé dónde viven, cómo viven, si tienen campo, si me dejan entrar a cazar o no, ese es mi deporte por eso lo digo», manifestó. 

Julio recordó algunos comercios que durante mucho tiempo visitó para llevarle correspondencia y hoy día ya no están en la ciudad, pero también mencionó los que aún están. «Ese almacencito que está en Treinta y Tres 451 ese almacén es viejo, estoy entrando en algo que es patrimonio cultural de Minas, cuando desapareció Cocorel ahí fui cliente y tenía amistad, Cocorel para mí fue un símbolo del comercio típico del hombre de campo que escribía las ofertas con faltas de ortografía para llamar la atención, era chistoso, son esas personas que ya no están y los comercios nuevos veo que perduran poco, no sé la causa si malas administraciones, altos impuestos no esperes verlas dentro de tres años, el vínculo no es lo mismo. Recuerdo en el Barrio España el Almacén de Tabeira, un santo el hombre, una paciencia conmigo porque yo era nuevo y ponían…fulanito de tal Barrio España Minas y yo iba a preguntar al Almacén de Tabeira, era la referencia del barrio, en el barrio Escriu a Don Francisco Pampin que hoy tiene una calle con su nombre», expresó.

ANÉCDOTAS

Si tendrá con tantísimos años en la calle trabajando, pero Julio nos contó una especial. «En Montevideo por ejemplo lo que me paso cuando fui al Correo Central algo que acá no se veía, entraba a las 5 de la mañana y veía gente teniendo sexo en la calle, gente durmiendo tapada, yo canario redondo para mí era extraño, sabía que existía pero nunca lo había visto, eso una de tantas, suerte que me fui y que me vine para acá, Montevideo no era para mí, imagínate un tipo como yo, con mi forma de vida y mi perfil». 

«Cuando no me pagaron en el hospital el trabajo pensé venirme para Minas, pero no, entré en una Empresa de Seguridad Juncadella, Grupo 4 S.A, me tocó cuidar bancos y plazas públicas pero donde más estuve fue en la automotora Ambrois y Compañía importadora de Mercedes Benz…..ahí un día me dicen ‘¿mire usted sabe manejar?’ No, le dije, ‘ah pero usted acá va aprender’…. No tenía idea pero pensaba que me iban a prestar un Mercedes Benz…..El supervisor me dice ‘mire si no sabe le vamos a enseñar porque en caso de incendio usted primero llama los Bomberos y a nosotros, abre los portones y todos los coches del salón de venta y todos los del taller, a no ser que estén rotos tienen nafta y las llaves puestas para sacarlos para que no se quemen’….Ahí le dije pero ‘si yo lo saco’….¡Y yo no sabía que eso no se podía hacer! Llega mi encargado de Juncadella le cuento pero ‘usted sabe que me van a enseñar a manejar para sacar los coches en caso de incendio’….¡Pah! El tipo me miraba y me dice ‘Julio usted no toque los coches, usted rompe un auto de esos y no lo paga ni con 10 sueldos así sea un paragolpes….’ Y yo estaba contento  ingenuo», recordó.

LA PASIÓN Y EL DEPORTE DE LAS ARMAS

A Julio Bernaschina quienes lo conocen saben que su deporte es el tiro, las armas son su pasión. Sobre este deporte particular Julio nos contó y opinó sobre las armas y su tenencia. 

«Las armas para mí es salvando las distancias para el ciclista el ciclismo, para Gustavo Trelles el automovilismo, el tiro para mi es lo máximo como deporte. Imagínate cuando visitaba armerías en Montevideo, era como entrar al paraíso, ya algunas no quedan de aquel tiempo, muchas veces compraba. a veces no pero conversaba con los veteranos. El tema de las armas es muy polémico, dicen que a las armas las carga el diablo, y yo digo….¿el diablo donde compra la munición?Es uno. El auto no es problema, es problema el que conduce, el arma es un objeto inanimado, no piensa ni siente depende de quién está detrás de ella, es un objeto como la paleta del frontón, la raqueta del tenis, es un instrumento yo te pego con la paleta y te mato, te pego un tiro y también pero depende lo que yo quiera hacer con el arma», manifestó. 

«Me dediqué mucho al tiro y tiro competitivo, aquí en Minas hace muchos años existió el Club Minuano de Tiro y Caza, te hacías socio y usabas el predio en el Complejo Deportivo Policial ahí estaba el club de tiro. Estaban el Ingeniero García, Julio Cajaraville, Maraney Díaz, Jorge Tellechea y ahí participábamos, se hacía competencia de niños con carabinas neumáticas, tiro femenino, es un deporte, la gente le tiene miedo pero es irracional. Los accidentes pasan como con otras cosas, no hay que tenerle miedo hay que tenerle cuidado y saberlas usar. Yo estoy de acuerdo que las personas que van a sacar la tenencia de armas por primera vez tienen que saber usar el arma, no ser campeón olímpico porque eso se forma a lo largo de los años, manejar el arma con seguridad para sí y para los que están alrededor, saber el peligro que conlleva porque después que el proyectil abandona el cañón lo que iba a pasar ya pasó», sostuvo. 

En relación a la tenencia de armas dijo que «la gente debe estar armada debidamente asesorada, si tenés alguna duda hablar con un abogado porque en ese momento llegado el peligro no te acordás del código pero vos tenés algo muy claro, lo que más vale en tu vida vos y tu familia y si a vos te invaden el domicilio a las tres de la mañana como a ese señor de 70 años que le entraron tres tipos a robarlo y mató uno ¿cómo lo vas a penalizar? Si él defendía su propiedad y su vida frente a tres malvivientes. Digo que hay que estar armado, primero llamar la Policía, mientras viene, si el tipo se mete vos con el juez te la verás después pero del cementerio no salís….Y no es andar a los tiros como cowboy y porque sentís un ruido tiras porque puede ser un familiar tuyo entrando. Siempre digo si un familiar va a entrar a las 3 de la mañana te avisa el ladrón no avisa. El domicilio es sagrado inviolable, la misma Constitución te lo reconoce…Vos estas dentro de tu domicilio y cómo no vas a poder defenderte, ojalá la Policía llegue antes pero si no llega tú no te vas a dejar matar, vas a dejar que hagan un acoso a tu familia o robarte lo que ganaste trabajando, no es justo y eso no es ser tipo cowboy que se mataban por un partido de póker. Cuando ya no queda otra alternativa es tu vida o la de él y yo no lo dudo… . Que Dios me perdone, creo en Dios, sé que estoy hablando mal, no es políticamente correcto que lo diga porque la Iglesia algo me va a decir cuando vean la nota pero es lo que pienso», afirmó.

BALANCE DE UNA VIDA

En la recta final de la entrevista hicimos un balance de su vida, su familia, el trabajo y los amigos. » Al Correo lo voy a extrañar cantidad, son 41 años, trabajé cuatro años adentro, pero en sí estar tantos años en la institución me deja muchos recuerdos. A veces las personas se deprimen y yo no sé si me va a pasar o no y esto no pasa por lo económico porque yo ya sé que voy a ganar menos jubilado que trabajando, creo que pasa por un estado del alma, dejar algo que hiciste toda la vida y pienso que voy a llevarlo bien. Hoy día estoy casado con una muy buena persona, nos llevamos bárbaro, en un barrio precioso, no tenemos deudas, por bien o mal no tenemos hijos….A veces digo en broma que me pondré de quinielero para recorrer la zona quizá me dedico a otra cosa no sé qué voy hacer», asumió. 

Sobre la institución y su actual Estado Julio opinó que «sin ser economista ni nada, no pertenezco a ningún sindicato soy libre pensador, mi opinión personal al Correo lo veo como un paciente que está en CTI, monitorizado con sonda vesical, con oxigenoterapia, con un enfermero a su lado y el médico que viene a cada rato a ver cómo está, que no saben si sacarle el respirador o seguirle dando aire para que siga viviendo……Para mí está mal El Correo, para mí viene mal ¿por qué? Bueno habría muchas cosas para decir pero lo que veo no es el mismo que conocí. Cada vez entra menos gente, los números están en rojo, los correos casi todos son deficitarios y el uruguayo también, ejemplo si gastaba 100 para funcionar recaudaba 80, pero ahora gasta 100 y recauda 60. No sé qué va a pasar, si van a invertir y reciclar, si lo van achicar sacando personal». 

«Otra cosa, entiendo que los sindicatos deben existir pero a veces por los sindicatos perdemos clientes, ejemplo el Ministerio de Ganadería que mandaba las caravanas de trazabilidad para el ganado y lo corrimos cuando en diciembre le hicieron un paro previo a un compromiso que hubo diciendo que no lo harían. Vos querés mandar una encomienda a Artigas a un familiar y en El Correo te dicen que están de paro y en Montevideo se tranca, vos agarras y lo envías por ómnibus, a ti no te afecta….Si a vos te tratan mal en un comercio las estadísticas dicen que se lo contas a 9 personas, saliste mal y enojado, si te tratan bien se lo contas a 6, pero si te tratan mal y no te brindan el servicio andas enojado….No podría ser que con la infraestructura del Correo tengamos tantos correos privados, algo pasa, más las empresas de ómnibus, es todo un tema, no sé qué pasará, viene un director y te dice una cosa, viene el sindicato y te dice otra distinta que no sabes si el que te lo dice es el sindicato del Correo o del Puerto porque son discursos distintos, y en el Correo son dos sindicatos y yo como no pertenezco a ninguno los escucho a los dos pero no sé cuál es el verdadero….yo no opino….», concluyó Julio.

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