07.08.2023 Ruben «Pelo» Semperena a sus casi 80 años con ganas de seguir haciendo Carnaval

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Por Karina Núñez

Conocido en toda la ciudad, un hombre que toda la vida ha estado impulsando el carnaval minuano, desde el Barrio España, con toda la música y diversión.

Así se lo conoce al «Pelo» Semperena, un hombre que aún a sus casi 80 años de vida, su espíritu está intacto, con ganas de continuar y seguir en la noche y con fiesta.  

Heber Ruben Semperena Correa nació el 15 de septiembre de 1943 en el barrio del Verdún, en Lomas del Verdún. Llegó a una familia que estaba conformada por sus padres y un total de diez hermanos.             

Ruben recuerda que hasta los 13 años vivió en aquella zona, luego se vinieron porque «mi padre puso una carnicería donde antiguamente, hubo baile también en la esquina de la entrada del Barrio España. Me vine a ayudarlo, y dos hermanos míos más grandes, que también, había uno que trabajaba en el salón, y el otro en la carnicería, y yo le ayudaba en el reparto».

Recuerda que concurrió a la Escuela 43 en el empalme a Ortíz y después terminó en la Escuela Nº 63. «Me gustaba mucho ir a la escuela, era buen alumno, pero tenía faltas de ortografía, pero de matemáticas era un infierno».

Después de trabajar con su padre, también «empecé a trabajar en la intendencia, estuve trabajando en el ANCAP, y en un momento renuncié a la intendencia porque tenía la venta de Moro. No podía cumplir con las dos cosas y renuncié a la intendencia. Durante muchos años tuve la representación de Moro, donde vendía huevos y pollo y también la representación de Cativelli. Después no siguió la firma y entré a la intendencia de nuevo, porque yo me había ido con la condición de que el día que yo quisiera entrar, podía hacerlo.

Me jubilé en la intendencia. Últimamente estaba encargado del Salón Garopal. Estuve en la intendencia como treinta y pico de años».

EL RECUERDO DE GRANDES SALONES

Semperena recuerda que siempre estuvo metido en salones bailables, porque su padre tenía allá afuera que era salón de baile, carnicería y almacén.

Dice que se pasaba muy bien en aquella época, «en carnavales, la gente amaba los bailes en carnaval, eran aquellos que arrancaban a las 2 de la tarde, gente venía de mascarita a caballo, los bailes a faroles a mantilla, había 12 faroles a mantilla prendidos de noche. La música era orquestas típicas, muchas que habían acá en Minas y después alguna de Montevideo. Estaban casi todas las orquestas típicas y también discoteca».

SU FAMILIA

Ruben, se casó hace 53 años, «la conocí del barrio, también del baile, porque en realidad ella vivía pegada a la carnicería. Ahí empezamos la relación, fueron muchos años de novios, como cinco años y después me casé, siendo muy joven».

Esa unión, trajo tres hijos, Luis, Ricardo y Ruben, seis nietos y un bisnieto.

EL TABLADO «A DON ATA»

Hace más de treinta años, compró la casa donde vive hoy en Barrio España y empezó a hacer Carnaval, aunque recuerda que «empecé primero en la cancha de pelota del Barrio España. Luego decidieron dejar el club y arrancar con un tablado enfrente a casa, y después hice todo adentro, con techado y eran tiempos donde el carnaval funcionaba».

El Pelo, recuerda que en el Tablado «A Don Ata» «había de todo, cantina, parrilla, música, y nunca hubo ningún problema acá, era todo familiar. El carnaval se pudo realizar porque las empresas me patrocinaban, sacaba para pagar los empleados y las orquestas, porque si no, era imposible».
Cuando lo consultamos si piensa seguir con el tablado, dijo «pensaba hacer carnaval el año que viene. Pero vamos a ver, ojalá, si».

«Dios quiera que pueda lograrlo, pero estoy a la espera de una prótesis de cadera, y también tengo algún problema con un tobillo, pero veremos cómo seguimos».

En alguna oportunidad también hizo el Día de Reyes, donde siempre lo hacía como comienzo de lo que era todo el carnaval, dando mucha alegría a los más pequeños, una merienda compartida y el disfrute de juegos.

El «Pelo» ha sido un hombre feliz, así se define. «Quiero vivir bien y con salud , porque la salud es lo principal, el dinero no. La plata va y viene. El problema real es cuando falla la salud».

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