16.03.2024 ADEMU Lavalleja realizó el conversatorio «Feminización de Magisterio y el rol de la mujer en la educación»

Por Karen Corbo
Continúan las actividades enmarcadas en el mes de marzo como conmemoración del Día Internacional de la Mujer. En este contexto, el miércoles ADEMU Lavalleja desarrolló en la sede de Federación Ancap el conversatorio «Feminización de Magisterio y el rol de la mujer en la educación», que tuvo como oradora a la activista y docente Lilián Celiberti.
La propuesta se trató de «conversar entre maestras, sobre los desafíos de la educación hoy, pensando una pedagogía feminista. Cuando digo feminista estoy hablando en términos no solo de la educación de las mujeres, sino la búsqueda de un espacio educativo que dé nuevas masculinidades, relaciones equitativas e igualitarias entre varones y mujeres, y otras identidades que se pueden expresar en la escuela. Estas búsquedas no son nuevas, llevamos mucho tiempo, son muchos años trabajando en esto, pero uno de los lugares donde más cuesta la reflexión de qué implica ser maestras, por qué razón determinadas profesiones vinculadas con el magisterio y la salud, -dos ramas esenciales para la vida de las personas-, son las que se pagan menos, las que están menos valoradas y son las que cuidan de las otras personas y generan los lazos que hacen posible la sociabilidad y los vínculos. En la charla vamos a hablar de nosotras maestras de cómo nos vemos y cómo nos valoramos, y cómo generamos otras propuestas», explicó Celiberti.
Tanto la educación como la salud en términos económicos son espacios feminizados «porque tienen menos valoración social. Podría pasar que si el magisterio pagara mejor y los salarios fueran más altos, seguramente habría más varones integrados al trabajo educativo. También pensando en la propuesta educativa, vivimos una situación hoy de femicidios recurrentes, que suponen masculinidades frustradas y violentas, ¿eso de dónde sale? No son extraterrestres, son varones uruguayos que viven, crecen, van a la escuela, en el Uruguay. Eso nos interpela ¿cómo estamos educando? ¿Qué está pasando en la educación? Para que se repita una y otra vez ese fenómeno de posesión del cuerpo de las mujeres, que lleva a una frustración, porque en general detrás de esas violencias, hay una ruptura del vínculo, mujeres que dicen: ‘No, no quiero seguir’. Eso el hombre no lo tolera y no lo tolera por la frustración muy grande que genera el romper el vínculo de posesión con el cuerpo. Hay muchas experiencias de violencia, que se empieza muchas veces en el noviazgo. Por suerte las mujeres han ido cambiando, pero tenemos que hacer que cambien los varones», sostuvo.
«Son mucho mayor los cambios en las mujeres que en los hombres, porque las mujeres se organizan, porque analizan, porque se reflexiona colectivamente, miramos las experiencias de las otras. Mientras que los hombres siguen sintiéndose seres autónomos, no dependientes de nadie, aunque el sistema que los hace posibles sus vidas, está sostenido por mujeres, la madre, la abuela, las hermanas, las tías y luego la pareja novia o esposa. Esa trama de vida construida por mujeres genera una fantasía de individualidad autónoma en los varones y eso todavía no se reflexionó, no se analizó el lugar que le corresponde y a su vez generando otras formas de expresión de la masculinidad por vía del poder», reseñó.

Vínculos
El país quedó impactado el año pasado con la noticia del femicidio de una adolescente de 17 años, consultada sobre cómo están los vínculos de los más jóvenes la docente reflexionó que «estos hechos nos tienen que hacer reflexionar colectivamente. Podrá haber gente que tenga rechazos sobre la palabra feminismo, lo que conlleva desconocimiento e ignorancia, porque el feminismo nació en Uruguay a principios del siglo XX, de la mano de mujeres que lucharon por el derecho al voto y el derecho a la educación, mujeres que querían ingresar a la universidad y se les prohibía ese derecho por ser mujeres. Esas mujeres son las primeras feministas. Nosotras con el tiempo recogimos ese nombre para pensar los desafíos actuales que no son los mismos del derecho al voto que se consiguió en Uruguay en 1938 y se votó en 1944».
«Más allá de eso, este episodio nos desafía a pensar otras estrategias educativas, otros abordajes, que nos permitan conectar con una sensibilidad, diferente, que es impactada por los medios de comunicación. Educamos en la escuela y en la familia, pero es la sociedad toda que a través de los medios tiene un consumo permanente para niños y niñas -de eso habla una investigación que habla de diferentes consumos, incluso de pornografía en niños de ocho y diez años- por lo que como madres y padres estamos desafiados a ese mundo informático que nos rodea y hace que los niños accedan a lugares son la peor educación sexual, porque es la educación sexual de la dominación, de la violencia, de la posesión del cuerpo del otro y mientras tanto seguimos negando la necesidad de una educación sexual liberadora, equitativa, responsable, saludable, donde el cuidado de la otra persona es el centro, lo que es el vínculo, el lazo y el respeto lo que debe predominar», agregó.
«Hemos hecho con el Instituto de Educación el curso de Pedagogía Feminista, tratando de ver cómo incorporamos las nociones de pluralidad, diversidad, en las aulas, de un pensamiento que tiene que ser colectivo pero también plural y diverso. Donde el docente tiene su aporte, pero también los niños, niñas y adolescentes llegan con ideas propias cada vez más», mencionó.
Representación
Con respecto a la representación femenina en los espacios de toma de decisiones, Celiberti sostuvo que «es algo que hemos ido conquistando. Hoy no es lo mismo que en 1985, empezamos con Cotidiano Mujer a cuestionar eso, pasaron 40 años y muchas cosas cambiaron. Sin embargo, en los lugares de poder sigue predominando una visión masculina del poder y eso se da por varias razones, por las horas en que se hacen las cosas, donde sí están los hombres pero no las mujeres, porque seguimos siendo responsables de los cuidados, por lo tanto tenemos que estar en la casa, o ir a reuniones con niños. Hay poca atención de parte de los sindicatos también para habilitar la participación de las mujeres y ni que hablar en los partidos políticos donde eso queda a voluntad de las personas, entonces las mujeres que quieren disputar un espacio, generalmente están fuera de los circuitos de poder que decide, que en muchos casos es en reuniones informales».