06.07.2020 Se fue el más mariscalense de todos: Javier de la Peña
Por Karina Núñez
La mañana de este sábado 4 de julio, sin duda marcó para muchos, principalmente para sus amigos, familia, políticos y todos los vecinos de Mariscala. Falleció el Sr. Javier de La Peña, político de cepa, que ejerció como Intendente de Lavalleja y además un gran vecino.
Las redes sociales se colmaron de saludos y recuerdos al militante del Partido Nacional, desde Facebook, Twitter, Instagram y demás, el mismo Presidente de la República Luis Lacalle Pou puso en su cuenta de Twitter «Javier de la Peña; El Comandante. Fue un gran amigo, su optimismo era una gran constante al igual que su preocupación por su país, la producción y su pago. Mariscala sin Javier no será lo mismo. Su familia, sus amigos y nosotros lo vamos a extrañar».
Joaquín Hernández, político y amigo de de la Peña le dedicó unas sentidas palabras.
PALABRAS Y SENTIR
«Nos embarga la tristeza, nos alcanza la pena por un amigo perdido. En este momento en que buscamos en la fe, la esperanza, quiero proponerme sin que la emoción nos juegue una gran encrucijada, labrar la grandeza y el recuerdo de este amigo, de este hijo de este pueblo que sin haber nacido aquí, es de aquí por adopción y es el más mariscalense de todos.
Javier de la Peña Ayerza nació el 23 de octubre de 1945 en Montevideo fue integrante de una numerosa familia de 8 hermanos que hoy lo recuerdan con cariño y afecto, entre otros hoy se reunió con Graciela y sus papás.
Cursó sus estudios primarios en casa de sus padres donde junto a sus hermanos tomaba clases en la estancia, los secundarios en el colegio San Juan Bautista y terciarios en la facultad de veterinaria de la Universidad de la República donde amigos, colegas y por supuesto que hermanos de la vida lo conocieron, disfrutaron y compartieron su forma de ser especialmente cálida y jocosa, estudiando en los bulines que tanto recordaba él y nos atrapaba a los más jóvenes con aquellas historias de su época de estudiante que tanto disfrutó con amigos y compañeros, amigos que lo eran cuando estaban mano a mano, pero más cuando no porque siempre los tenía presentes.
Se recibió de veterinario, contrajo matrimonio con Inés y conformó esta linda familia que la formó aquí, entre nosotros, entre nuestras costumbres y nuestro terruño.
Productor rural siempre afín al agro desde joven e interesado siempre por los temas importantes y las cuestiones nacionales, desde muy joven la política y las cuestiones de gobierno fueron una de sus grandes pasiones y los temas de los que hablaba giraban en ese entorno.
Rezaba una vieja premisa: Vivir se debe la vida de tal suerte, que viva quede en la muerte (aquella vieja frase de Santa Teresa de Jesús que pronunciaba y adopta Zorrilla para su lema familiar), y vaya si la vida de Javier ha de quedar viva en todos nosotros.
El tero, el loco o el Comandante como lo nombran hasta el propio Presidente de la República cuando a él se refiere.
Fue un ser excepcional, un buen amigo de sus amigos a carta cabal, un ser humano solidario, con una forma de ser como se ve pocas veces, más bien atípica, en fin, una persona con características personales que nos quedan muy grabadas en el recuerdo. Hace algún tiempo escuchando algunas de sus anécdotas, alguien no recuerdo quien, comentaba que tenía un familiar muy jodido en Montevideo, se necesitaba hacerle una transfusión de sangre, en el desespero de encontrar donantes obviamente en Mariscala ya casi se estaba haciendo una preselección, pasaban los días hasta que de pronto en una ventana, se asoma un familiar del enfermo y ve que en las puertas del sanatorio para una camioneta con gente en la caja y adentro, era Javier, que había cosechado algún mariscalense para ir hasta donde el enfermo y solucionar el problema de la donación de sangre. No hacía falta el pedir, ya la costumbre era dar, su camioneta fue ambulancia de muchos, carroza fúnebre de tantos, su profesión nunca fue objeto de recaudación, si el productor no podía sabía que con Javier arreglaba fácil, en fin quiero solamente recordar lo que todos ya sabemos, recordar al hombre que estaba dispuesto a abandonar la comodidad por la vocación de servicio lo que lo convirtió en una especie de porta estandarte de Mariscala, hace algunos años no existían las redes sociales, ni existía el Whatsapp, no existían las inmensas tecnologías que crean brecha entre los hombres que no acceden al conocimiento, pero si existían hombres como Javier que el mundo y las localidades chicas precisan para reclamar y para acortar esa brecha, porque a fin de cuentas eso hacía de su vocación de servicio, era un facilitador.
Sin dudas que estamos cerrando un ciclo, y perdonen el irme por las ramas pero para que viva quede luego de su muerte la llama eterna de este hombre es necesario recordar estas cosas.
Mi condición me indica ahondar y nombrar su ferviente militancia por el Partido Nacional, el que amó hasta el último día, un Wilsonista de la primer hora, pero sobretodo un hombre libre y cuestionador, que alimentaba su carácter, pero nunca hizo de la afiliación política de uno o de otro condición resolutiva para brindar su amistad.
Integró el Movimiento Por la Patria, liderado por Ferreira Aldunate a quien fue a esperar a la vuelta del exilio, respaldó innumerables candidaturas, se aventuró en la linda tarea de ser un político activo por nuestro departamento, junto a sus amigos Ana, Alejo, Bolita, y todo aquel grandioso equipo municipal de los 90, llevaron adelante la mejor gestión que ha visto este departamento. Fue intendente tras la muerte de Bolita, Javier hoy es parte de ese Santoral de políticos y personalidades de nuestro Lavalleja pero con una vocación bien marcada: hizo de los problemas de la gente su propio problema, Y así también lo entendió con amigos y familiares.
Fue presidente del Centro Uruguayo de Mariscala en varias oportunidades, dejando una gestión con superávit en ambas administraciones, como por ejemplo cuando Mariscala cumplió sus 100 años.
En sus últimos 20 años, se dedicó de lleno a la producción ganadera, a la feria de los 21 que junto a Pablo su colega y amigo y todo el equipo del escritorio será tan recordado y querido, disfrutó de su familia, vio nacer y crecer a sus nietos, se interesó de cerca por nuestra actividad política, nos acompañó muchísimo a Pancho y a quien habla, por supuesto que nos cuestionó y para nosotros eso era inevitable, pero siempre nos apoyó.
En la última contienda tomó un rol de referente, fue parte de una línea de tres que junto a Vergara y Giorello heredaron de Bolita y lo convierten en la guardia vieja como a Mario le gusta decir.
No quiero cometer el error de teñir de colores lo que para todos es bien claro, simplemente he tenido el honor de reconocer, que como El Cid campeador que luego de muerto ganó la batalla de Valencia, este amigo tuvo la eterna satisfacción de irse en paz, sin sufrimientos, rodeado en el calor de su familia y amigos, habiendo estado plenamente consciente de sus achaques, y quiero cometer la osadía de agradecer al Dr. José Pedro Sica, amigo de la familia quien desde hace mucho acompañó en su enfermedad anterior y posterior a Javier, fue quien lo escuchó y advirtió cuando lo tuvo que hacer, hoy 4 de julio Javier descansará en Mariscala como él quería junto a los papás de Pablo y de José Pedro, junto a sus amigos Marta y Pedro Sica del cual hoy hace fecha de fallecido (4/7/2011), y sin dudas acá hay otra línea de tres de las fuertes, ¡vaya qué línea de tres!
Javier: le agradecemos a la vida haber podido conocerte, pero tiene claro una cosa, te vamos a extrañar. Que dios te bendiga.
Joaquín Hernández