10.07.2021 Chile se prepara para una nueva constitución y un Estado más justo

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Elisa Loncón con la bandera mapuche. Fuente BBC

Por Karen Corbo

El país trasandino vive momentos de convulsión. Luego de tener una constitución nacional por más de cuarenta años creada en la dictadura bajo el yugo de Augusto Pinochet que favorece a una minoría privilegiada, el pasado domingo comenzó a funcionar la Convención Constitucional que redactará la carta magna. Para conocer el contexto chileno, Diario La Unión conversó con la politóloga Javiera Arce sobre los cambios que le depararán al país.

Cambios sociales

La desigualdad social es uno de los aspectos que pretenden repararse, o al menos subsanarse, con la instauración de una nueva constitución. «En teoría se supone que debería generar mayor legitimidad a la institucionalidad política. También debería generar un sentido de pertenencia más fuerte al Estado y hacia el país porque en teoría debería funcionar lo más amplia posible. Ojalá con muchas personas que se vincule la diversidad del país, eso creo yo y que tome en consideración las temáticas urgentes que requiere la ciudadanía pero de un cambio político institucional bastante distinto de lo que teníamos con la otra constitución», señaló la politóloga chilena.

El rol del Estado es uno de los principales cambios a los que se aspiran con la redacción de una nueva carta magna, «porque tenemos que es un Estado que es bastante ausente, que es muy pequeño, tiene pocas capacidades político institucionales, su capacidades estatales son muy pequeñas, cobra pocos impuestos, financia poco el bienestar social. Por ejemplo, las personas cuando tienen una enfermedad terminal o algo por el estilo tienen que andar haciendo rifas para poder pagar los exámenes y las intervenciones médicas, y depender de la caridad de las comunidades y no precisamente de que el Estado te cubra estas prestaciones sociales», ejemplificó la profesional.

Educación

Sabido es a nivel mundial la cantidad de estudiantes que emigran de Chile para poder cursar sus estudios terciarios. Al ser pública y gratuita, la Universidad de la República de Uruguay es uno de los destinos elegidos por los chilenos.

«Hubo una gratuidad que se generó en el segundo gobierno de Michelle Bachelet pero el diseño de la gratuidad está dañando a las universidades públicas, entonces está muy compleja la situación porque el problema del Estado en Chile es que es un Estado subsidiario cuyas políticas públicas son neoliberales basadas en un fuerte sistema de focalización. Entonces tienes que ser muy pobre para que el Estado te garantice ciertas cuestiones básicas pero para eso todas las personas que son pobres o integran los sectores socioeconómicos más bajos tienen que competir a través de un registro social de hogares para quedar dentro de lo que se denomina como la población vulnerable. Esto mismo ocurría en materia educativa que había algunas becas para algunas personas que poco menos tenían que tener piso de tierra para poder adquirirlas», detalló Arce.

«Tanto en Uruguay como en Argentina las universidades son públicas y gratis, entonces la gente se va a estudiar para allá. Acá nosotros tenemos que pagar muy caro las universidades, incluso las públicas. Cuando estudié mi mensualidad en su momento era algo así como 500 o 600 dólares al mes», reseñó.

A partir de la reforma de 2015 se generó una gratuidad para aranceles de referencia, es decir, «lo que en teoría cuesta de acuerdo a los precios del Estado una carrera universitaria y el resto lo tiene que pagar el estudiante y así ha ido funcionando. El problema es que esta gratuidad beneficiaba más bien a las universidades privadas que a las públicas y las universidades públicas se han visto en una merma muy fuerte de sus propios presupuestos. Las universidades públicas reciben solo un 10 por ciento del total del aporte fiscal directo, el resto es aporte fiscal indirecto y competencia de mercado en el ciclo económico de las universidades. Todo funciona con oferta y demanda entonces al momento de instalar la gratuidad y que la gran mayoría de estos estudiantes que reciben gratuidad se van a universidades privadas y no a las públicas, la situación de las universidades públicas se ha ido desmejorando por este sistema de gratuidad», explicó Arce.

Equidad

Lo que la sociedad busca con el cambio constitucional es que el Estado sea más equitativo, solidario e igualitario. «Lo que se debería hacer al igual que con el sistema de salud es priorizar por ejemplo no solamente infraestructura sino el aumento de la cobertura y que la salud sea vista no como que pagues por ir a una buena clínica sino que por una atención buena, adecuada, vista como un derecho humano de acceso a la salud, en el mismo caso la educación», señaló.

«La educación debe ser vista no como un bien de consumo porque para muchas personas dentro de la derecha incluyendo el presidente (Sebastián) Piñera la educación era un bien de consumo y por lo tanto teníamos que pagar y ahí es la libertad de decidir dónde quiero ir. Pero no es una libertad porque la libertad te la da tu capacidad de endeudamiento o de pago del colegio o la universidad donde vas», sostuvo la politóloga.

Elisa Loncón

Loncón nació en Traiguén en la región de La Araucanía, en el sur de Chile y pasó su infancia en la comunidad Lefweluan. La lingüista de 58 años es una mujer mapuche que estudió pedagogía en inglés y fue una de las responsables de la creación de la bandera mapuche en 1992.

La activista es académica del departamento de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile, tiene un magister de lingüística en la Universidad Autónoma Metropolitana de Iztapalapa (México), un PhD en Humanidades en la U. de Leiden (Holanda) y un doctorado en literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Con respecto a su figura como presidenta de la Convención Constituyente «en términos simbólico más allá de que ella sea o no tan radical de izquierda, que no lo es, creo que Elisa Loncón representa la reivindicación de un sector importante de la sociedad. Es mapuche pero como a todos los morenitos que venimos de la clase trabajadora nos han dicho mapuches e indios toda nuestra vida, entonces hay una reivindicación no solo de etnia sino que también de género y clase en Elisa Loncón. En como alguien que ha logrado vencer la mayoría de los obstáculos, logra hacer dos doctorados, no vamos a decir que  es una persona que no tenga méritos», expresó Arce.

«Además de eso, habla inglés, mapudungun, castellano, entonces es una persona bastante preparada. Obviamente en términos simbólicos hay un sector importante de la derecha que esto le molesta mucho y están muy consternados con esta aparición simbólica de que una persona de los más postergados de los postergados dentro de nuestra sociedad en este momento dirija el destino del país», concluyó la politóloga.

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