31.07.2023 Sebastián Piñero: «Hoy decidí priorizar el tiempo y por eso hago un parate con los medios de comunicación»

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Por Karina Núñez

Hoy nuestra historia de vida es de un colega, un compañero no sólo de los medios, sino con quien compartí varias horas al día en una oficina. Un hombre que siempre ha luchado por su familia, por su trabajo, que tiene ganas de superarse en todo lo que la vida le presenta. Que ha tomado caminos diversos en el trabajo, pero que siempre le ha puesto muchas ganas, aprendiendo y buscando ser mejor.

Hoy por una decisión propia, no está en los medios de comunicación, y nos vemos de igual manera seguido, porque compartimos el mismo lugar de trabajo y por ello decidimos hablar con él y además hacer un pequeño homenaje en memoria de Antonio Piñero, su papá, un reconocido periodista, locutor, quien también en lo personal conocí y trabajé con él.

SU NIÑEZ

Sebastián Antonio Piñero Yocco nació el 27 de julio de 1975. Sebastián recuerda una niñez hermosa, donde dice «vivíamos todos juntos con mis abuelos maternos, mi tío, el hermano de mi madre, Eduardo, y mis padres.

También a veces venía en alguna ocasión algún tío que también se quedaba.

Mi hogar era en la calle Lavalleja y Sarandí, donde hoy en día funciona la guardería, ‘Abejitas'».

Sebastián tiene una hermana, María Fernanda, que llegó cuatro años después.

Concurrió a la escuela número 1 «Artigas», recuerda que era una escuela como un abanico de clases sociales, «porque iban tanto hijos de meretrices como hijos de doctores, gente de clase social muy baja, muy alta y los del medio».

Recuerda que le gustaba ir a la escuela, era un alumno inquieto, así lo definían las maestras, «pero nunca fui alumno con problemas de aprendizaje o que tuviese problemas, sí la conducta me jugaba un poco en contra a veces».

«MIS ABUELOS, FUERON MUCHO PARA MÍ»

Cuándo le preguntamos qué recuerda de su niñez, nos dice «muchas cosas, principalmente trabajar con mi abuelo en la quinta. Era una de esas cosas que me quedaron grabadas. Viví mucho tiempo con mis abuelos, hasta que fallecieron prácticamente. Recuerdo que juntaba los huevos del gallinero con la abuela, cosas que no se me olvidan».

«Mis padres trabajaban y salía mucho con mis abuelos. Es más, mis padres después se mudaron y yo seguí con mis abuelos. Porque me fui a Montevideo, pero cuando vuelvo, me repartía mucho viviendo con mis abuelos y con mis padres. Después mis abuelos pusieron un emprendimiento familiar. Hacían pastas caseras. Yo los ayudaba bastante con eso, era también un ingreso para poder ir a los bailes. Me acuerdo mucho de ellos por otras cosas, pero esas cosas con mis abuelos son inolvidables».

LA ADOLESCENCIA

Sebastián concurre al liceo Molino Viejo, «fue otra etapa de mi vida. Complicada, no como estudiante, porque seguí más o menos la misma línea.  El tema que me encantaba la junta y a veces me jugaba una mala pasada.

Sigo teniendo amigos de aquella época, son los amigos que tengo. Amigos que me une una gran amistad hasta el día de hoy, con Andrés Devoto, Marcos Rama, Ignacio, Pablo Huelmo, hoy estamos todos en contacto. Me quedo corto con toda la barra de Molino. Seguimos todos en contacto, la generación del 88. Marita Riverón, Fernando Delgado, Roberto Peña, Leticia Casas, Leticia Betancur, una cantidad de compañeros».

Seba, en un momento decide irse a Montevideo a estudiar. «Me fui con la excusa de ir a estudiar. Y me quedaba en la casa de una tía. Iba a hacer electrotecnia, mis tíos tenían un bar en el Mercado Modelo, y en los tiempos libres me iba a trabajar con ellos. Me empezó a gustar más también el tema del dinero en Montevideo. Por lo que no terminé electrotecnia. Después me fui a la UTU, hice sanitaria, pero siempre los fines de semana eran en Minas. Nunca tuve la idea de quedarme a vivir en Montevideo. No me gustó».

EN LAS BAHAMAS

También estuvo fuera del país. «Una etapa que me daban vuelta y no sacaban ni 50 centésimos para comprarme un caramelo. Surgió una oportunidad laboral, así que me fui de acá con trabajo. Me fui a Las Bahamas y estuve allá un tiempo. Obviamente que el pago era muy bueno. Era tentador el no volver. Pero siempre me tiró la familia y Minas».

Allí trabajó el tema de la construcción, y más que nada en las piscinas. «Estaba con la colocación de todo lo que eran las bombas, las piscinas, el armado, los caños, fueron etapas de seis meses que íbamos y volvíamos, pero se pagaba muy bien. Después, vuelvo de Las Bahamas y ahí me casé. Volví porque me casé. Había llegado el amor de la mano de Paula Parga. La llegada de Felipe fue un gran cambio en la vida, siempre tuve mucha afinidad con los niños, pero ser padre implica mucho el tema de tener que afrontar las cosas con seriedad o a veces no tomar decisiones a lo loco y pensarlas un poco más, pero siempre voy aprendiendo».

QUIEN LE DEJÓ UN GRAN LEGADO

Cuando le decimos que su padre fue alguien que le dejó un legado, el tema de la comunicación, el ingresar a los medios y hace muy poco terminó una etapa en su vida sobre eso.

Por lo que Sebastián nos cuenta «viene de familia, el gran locutor, que hubo en la familia, también, informativista, fue Leonel Piñero, era el hermano de mi abuelo, mi padre toma un poco eso del tío y yo siempre lo acompañé en la radio, iba a leer los diarios, nunca salía al aire, nunca nada, iba a tomar un mate con mi papá. Nunca me imaginé que continuara esto. Lo tomé al principio como un modo más, una forma más de ingreso de dinero y un trabajo digno. Obviamente que después surgió la tele, conocía a la familia Falco de toda la vida, a los 12 años, 13 años, ya estaba ahí en los estudios, con todo lo que fue contacto en AM, Nuestro Estilo, ya estaba ahí mosqueando y he pasado más de la mitad de mi vida ahí adentro de la radio y el canal. Obviamente que al comienzo fue un desafío, porque no estaba acostumbrado y siempre vi su trayectoria, los oyentes sabían cómo era. La vergüenza era un problema mío, soy muy vergonzoso, el tema de la tele me complicó muchísimo, los primeros meses, después te vas acostumbrando. Pero lo tomé como un trabajo y me lo tomé como un desafío de aprender y de ir mejorándome y fueron muchos años de satisfacciones y de aprendizaje y de conocimiento y de conocer muchísima gente. Del programa La Lupa en total con mi padre y con todos, fueron casi 26 años. Porque antes se llamaba de otra manera, estaba en otra emisora. Antes era Hablemos Francamente, que también estuvo primero en la radio AM y después pasó a una FM. Cuando yo retomo ahí pasó a la FM, sin duda que ha sido un orgullo para siempre me queda ‘soy el hijo de Antonio, soy el hijo de Piñero el de la radio’. Un gran legado que me dejó  y que tratamos de seguir ese legado. Estoy seguro que él estaría encantado de que hubiésemos seguido eso, y obviamente que si fuera por él seguiría, si hubiese estado seguiría en esto. A él le encantaba, lo amaba, él perdía plata muchas veces con la radio.
Hoy Sebastián, le puso un final al menos en este momento, aunque nos dice «nunca se puede decir nunca más, pero el programa sí, a La Lupa sí».

«MARCHARSE A TIEMPO»

«Llega un momento a veces que necesitas un parate en las cosas. Entendía que necesitaba un parate de todo lo que hay en los medios, te va como absorbiendo y es todo el día, todo el día consumir noticias, y hasta los fines de semana en tu casa y te llaman porque ves esto y lo otro. Entonces decido hacer una pausa, no quita que quizás el día de mañana se continúe. Nunca se puede decir nunca porque nunca se sabe, yo leía y he escuchado a un español que dice que lo mejor que te puede pasar en la vida es retirarte a tiempo de todo. De una fiesta que se pone brava, de una adicción que te complica, de un amor que te esclaviza y de un trabajo que te amarga. En este caso no me amargaba, pero sí, me quitaba tiempo».

«SOY UN AGRADECIDO»

«Me retiré por la puerta que entré a la familia Falco. Estoy más que agradecido toda la vida. Hoy me da mucha felicidad Marco los Reyes con mi familia. Porque aparte fue un proyecto que salió por la pandemia, porque teníamos pensado hacer un viaje. Y esa plata del viaje la destinamos a un terreno y vendimos el auto. Y entre los tres hicimos una cabaña. Soy un tipo agradecido a la vida. No tengo nada que reclamar, soy agradecido y muchas veces agradecido con la gente. Por ejemplo, hoy en día las cosas que hago, tanto de edición o que intento hacer, edición o de diseño, que sé que tengo muchísimo para aprender porque hay gente mucho más capacitada que yo, pero hay gente que me dio una mano gigante como Jorge Acosta creo que voy a estar hasta el día que me muera agradecido a Jorge. Siempre que golpeé una puerta me la abrieron», finalizó.

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